Pese al parate en la obra pública, el Gobierno decidió financiar algunas obras de infraestructura energética puntuales. Si bien se espera un verano crítico, con altas temperaturas, el fin de estas obras buscará amortiguar el impacto.
Se trata de la Reversión del Gasoducto Norte, que permitirá llevar el gas que se extrae en Vaca Muerta hacia las provincias del norte argentino. Oficialmente, en el plan publicado en el sitio web de Energía Argentina (ex Enarsa), la compañía estatal a cargo de monitorear la obra se establece que debería haberse finalizado el 30 de agosto.
Un mes más tarde, fuentes oficiales afirmaron que todavía sigue en etapa de prueba. Pero desde el sector privado consideran que su puesta en marcha es «inminente».
La Reversión del Gasoducto Norte tendrá relevancia desde la macroeconomía. El término «Reversión» hace referencia a que justamente se utiliza el mismo gasoducto, pero se le cambia el sentido, para llevar el gas desde el sur, en Neuquén, hacia el norte. En los últimos 20 años, ese abastecimiento se hacía desde el norte hacia el sur, dado que Bolivia era quien abastecía. Por primera vez en dos décadas, ese contrato se interrumpió el 31 de julio, producto de que las cuencas de Bolivia entraron en declino.
Durante la puesta en marcha, que podría darse esta semana, el gasoducto permitirá reemplazar el suministro de gas de Bolivia en hasta 5 MMm3/día, y en una segunda etapa, que estará disponible en marzo de 2025, permitirá aumentar la capacidad de transporte en 9 MMm3/día, llevando la reversión total al norte argentino a 19 MMm3/día.
El gas de Vaca Muerta, cuyo costo se estima en torno a los u$s 3,5, es cuatro veces más económico que el importado de Bolivia, que costaba hasta u$s 17 el millón de metros cúbicos. Más allá de lo que ocurra con el precio de las tarifas para el usuario final, al Ministerio de Economía le servirá para bajar los subsidios a la energía.
Dado el parate que tiene la obra pública, no se espera que haya un gran acto de inauguración, pero el Gobierno saldrá a comunicar la puesta en marcha como un hito.
Ante la consulta sobre el impacto económico de la obra, una fuente del sector privado lo describió de la siguiente manera: «Podría ayudar a cumplir el abastecimiento para el verano». En las provincias del norte el gas se utiliza para los hogares, las industrias y las estaciones de GNC, pero también para la generación eléctrica.
El costo del proyecto se presupuesta en u$s 713 millones (+IVA), con un financiamiento de u$s 520 millones por parte del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), y un adicional de u$s 172 millones con CAMMESA.
Según la actual gestión de Enarsa, la necesidad de la Reversión del Gasoducto Norte se definió en abril de 2022, cuando Argentina firmó con Bolivia bajar el volumen del contrato de abastecimiento, y finalizar el suministro en octubre de 2024.
En agosto de 2023 se publicó el pliego para la licitación, con la apertura de sobres. En octubre se preseleccionaron empresas. Los precios recibidos presentaban un 70% por encima del presupuesto oficial. «El Directorio de Enarsa y su administración no toman ninguna decisión al respecto», aseguran las autoridades actuales, pero la gestión anterior afirma que, en el contexto del cambio de Gobierno, tampoco podían tomar esa decisión. Y critican a la actual gestión por no darle continuidad inmediatamente apenas asumieron.
Recién en abril de 2024 se finalizó la adjudicación de las licitaciones. Según información oficial, la ejecución de la obra correspondiente a la UTE Techint-SACDE se encuentra en plazo. La obra asignada al contratista BTU, la cual, desde el punto de vista de la ingeniería, es la que presentó mayores desafíos porque debían ejecutar varios cruces especiales, se encuentra en etapas finales.