En el primer trimestre de 2024, la caída de los ingresos reales per cápita de los hogares fue generalizada y anotó un promedio del 12% en comparación con el trimestre inmediato anterior. Sin embargo, el desplome en los segmentos de población más pobres fue hasta 8 veces superior al de los grupos de mayores ingresos.
En el caso del decil uno, que agrupa a la población con menores ingresos, la caída del ingreso real per cápita familiar en el primer trimestre fue del 17%, mientras que en el decil 10, que nuclea a los de mayores ingresos, la caída fue del 2%, según analizó LCG en base a datos de Indec.
La caída del 17% se repitió en los deciles 2 y 3 mientras que en el 4 la caída fue del 16%. En el segmento medio que abarca los deciles 5 al 8 las caídas fueron desde el 13% hasta el 8%. En los deciles de mayores ingresos, 9 y 10, las caídas fueron del 4% y 2% respectivamente.
En el segundo trimestre del 2024, la pérdida de ingresos fue más homogénea entre los deciles, en comparación con lo que había ocurrido en el trimestre anterior.
En el caso de los cuatro deciles más pobres, la caída del ingreso per cápita familiar en comparación con el cuarto trimestre de 2023 fue del 13% en promedio, a excepción del tercer decil, que perdió 14%. El derrumbe fue similar en los deciles 5, 6 y 7 (-12%). Los deciles 8 y 9 registraron las menores caídas (-9% y -8% respectivamente), mientras que en el decil 10 la caída fue del 11%.
El promedio de pérdida se mantuvo en 12% entre todos los deciles. El recorte de la baja en los segmentos más pobres compensó la caída de los deciles más ricos.
Cabe señalar que según datos, el 50% de la población tenía un ingreso per cápita familiar inferior a los $205.000. Esto es la división de los ingresos del hogar por los miembros que lo integran. Mientras que en el caso del decil 1 el ingreso per cápita familiar ascendía a $76.000, el del decil 10 oscilaba entre los $579.133 y los $21 millones.
La segmentación elaborada por LCG se da en línea con los datos de pobreza y la división trimestral que destacó el Gobierno: que el principal impacto fue en los primeros meses del año, mientras que en los siguientes tres se recortó el efecto.
El salto de la inflación en diciembre, tras la devaluación, explicó esta contracción en el segundo trimestre. Según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, la mejoría en los indicadores hacia en segundo trimestre se debió «a la caída de la inflación y a una recuperación parcial de las remuneraciones, haberes y transferencias, sin caída neta del empleo ni pérdida de programas sociales».
Esto se replica al observar el índice de Gini, que mide la desigualdad, el cual empeoró en el primer trimestre al ascender al 0,467, mientras que en el segundo se ubicó en un nivel similar al del último trimestre del año pasado y cerró en 0,436. Cabe aclarar que en este índice, a mayor cercanía de 1, mayor es la desigualdad.
«Es lógico pensar que las energías del nuevo gobierno se orienten a desanudar estos desequilibrios, con sus aciertos y errores. Sin embargo, en este informe alertamos que el poder de compra de las clases medias y bajas están realmente bajo mucha tensión, la cual se viene acumulando desde el año 2011″, agregaron desde LCG a modo de conclusión.
Y agregaron: «La gestión microeconómica y la eficacia de distintas políticas públicas de diversos ejes deberían apuntar a lograr que los deciles bajo tensión de ingresos puedan usufructuar mejoras a partir de la desactivación de privilegios que exacerban esas tensiones, al tiempo de mejorar las capacidades cognitivas y productivas para que los niños y adolescentes de hoy puedan aspirar a remuneraciones más altas en el futuro».