«El calvario que viven solo lo conocen ella y sus hijos, víctimas de un hombre sin escrúpulos, que los tiene amenazados y los hostiga constantemente. Violencia física, verbal, psicológica y económica son algunas de las particularidades que tiene este caso, que llena de impotencia al escuchar el relato de la víctima», publica el sitio Tendencia de Noticias.
En su exposición, Mariana Lischinsky hace alusión a los distintos momentos que tuvo que vivir con Álvaro Maximiliano Farías desde que se casaron y hace responsable a este hombre y a la Justicia por si les llegara a suceder algo a ella o a sus hijos, quienes están en constante estado de alarma y temor.
“Yo quiero decir públicamente que si a mí me llega a pasar algo o algunos de mis hijos desaparece o no lo encuentro, yo hago responsable públicamente a Álvaro Maximiliano Farías, porque él le dijo a mucha gente que tiene plata y tiempo para destruirme, entonces no va a parar hasta conseguirlo. También, hago responsables a los jueces y juezas de Familia y al Ministerio Público Fiscal, que no hacen nada para que él cumpla con todos los incumplimientos que vamos teniendo desde que comenzó este infierno”. De esta manera, Mariana comienza relatando, a través de un video que decidió subir a YouTube, el calvario que viene atravesando a lo largo de estos años como consecuencia de la violencia que ejerce Farías sobre su persona.
Mariana Lischinsky tiene tres hijos menores de edad, de 11, 10 y 5 años. Cuenta que estuvo casada durante 10 años “turbulentos”, en los que no tenía la libertad ni siquiera de demorarse en algún lugar. “Si yo llegaba tarde a la casa, por ejemplo, era todo un lío, me escupía la cara, me trataba mal en público. En la casa, delante de los chicos, me arrancó pelos, les gritaba a los chicos, los maltrataba, tenía una personalidad muy posesiva, había que hacer lo que él decía”, resume para graficar la violencia que vivía a diario.
La víctima quiso separarse en varias oportunidades, pero siempre estuvo amenazada por su ex. Le decía, entre otras cosas, que iba “a contratar a un sicario” para que la mate o simplemente le aseguraba que no iba a poder sobrevivir económicamente si se divorciaban.
Un día Mariana dijo basta y decidió buscar una salida de ese infierno a través de la Justicia. Pero esa decisión le sigue costando lágrimas y esfuerzo por no haber obtenido respuestas.
– “¿Es una decisión tomada?”, le preguntó el golpeador.
-“Sí”, le respondió ella, a lo que Farías le advirtió: “Agárrate por lo que se te viene”.
“Ahí empezó el calvario y se fue de la casa”. Así comienza el camino de lucha que emprendió esta mujer, que lo único que pide es protección para ella, para sus hijos y reclama que los menores tengan lo que se merecen, porque nunca les pasó ni siquiera la cuota alimentaria correspondiente.
CONVENIO, DENUNCIAS Y RECLAMOS ANTE LA JUSTICIA
La violencia que ejercía Farías hizo que Mariana solicitara a la Justicia el dictado de una perimetral para que no se acerque a su vivienda, en el country Las Yungas. “Él iba a la casa cuando no tenía que ir y el año pasado se lo excluyó del country. Vivía primero a 50 metros de la misma calle donde vivo con mis hijos y después se construyó una casa a un kilómetro, pero siempre pasaba y miroteaba”, manifiesta en el video.
La mujer cuenta que su ex había contratado al jefe de seguridad de Las Yungas para que le llevara el registro de todos los movimientos que ella realizaba. “Me sentía observada todo el tiempo”, asegura.
Previamente a esta situación, Mariana dijo que contrató a un abogado para que llevara su caso, pero Farías hizo que desistiera de seguir trabajando con el letrado, al decirle que la única forma que iba a obtener una solución era firmando un convenio redactado por él y su abogado. “Yo firmé, no me quedaba otra”, cuenta.
El convenio establecía que Farías tenía 120 días para poner la casa a nombre de sus hijos, que debía darle una suma de 20.000 dólares, además de unos cheques, y unos nueve departamentos de un edificio ubicado en la zona de avenida Roca y Colón, del cual la supuesta dueña era su hermana. Todo lo convenido en ese escrito nunca se cumplió.
“Yo tuve los departamentos al principio, pero en 2022 me los quita”, explica Mariana. Según la mujer, Farías inventó una serie de artilugios sobre el edificio, que en realidad no contaba con la reglamentación correspondiente en cuanto a los servicios para ser habilitado.
“En febrero del 2022, yo cobro unos cheques que él me había dado. El no quería que los cobre, pero los cobré igual. Ahí él se enoja, me quita los departamentos, me los usurpa, y desde ese día no tengo departamentos, nunca me dio los 20.000 dólares, que también decía el convenio, no tengo alimentos, no tengo la casa, no tengo nada”, detalla. Y agrega: “Yo cumplí todo lo establecido por el convenio”.
Ante este panorama, Mariana, con su abogada, pidieron embargar el dinero de un departamento que poseía Farías en Punta del Este, como parte del pago de la cuota alimentaria a futuro, pero la justicia no hizo lugar a su presentación. “En la Cámara, el doctor Hugo Rojas dijo que no hay riesgo de incumplimiento, cuando nunca cumplió, y que el cuidado personal de los niños puede cambiar a lo largo del tiempo. Entonces, decide devolverle esa plata”, denuncia Mariana.
Agrega que, ante esa situación, con su defensora resuelven apelar en Casación. “Igualmente le devuelven una parte. Queda una parte embargada, que todavía no se libera y que hasta el día de hoy no sale. Está apelado eso, porque hay 7 millones en una cuenta”, señala.
Actualmente, Mariana sigue sin recibir la cuota alimentaria, ni el cobro del salario y medio por hijo que les corresponde. Mientras tanto, ella asegura que Farías tiene una vida privilegiada, sin limitaciones ni privaciones. Cuenta con tres vehículos de alta gama, vive en el Hotel Hilton desde agosto del año pasado hasta el día de hoy, come en restaurantes costosos y veranea en lugares onerosos. “Todo ello está asentado en la justicia”, asegura la mujer.
La única medida a favor de la víctima que por ahora tomó la Justicia, fue excluir a Farías del country por amenazar a Mariana con un arma de fuego. La resolución fue tomada por la jueza Isolina Pérez De Nucci. La exclusión fue por tres meses, pero se la iba prorrogando, medida que fue apelada por el sujeto. “Mi miedo es que lo dejen entrar, él va a pasar por la casa, va a estresar a mis hijos, no van a poder salir de la casa, a mi hijo mayor lo tortura a mensajes”, describe.
Su causa pasó por varias juezas, cuyos nombres son señalados en el video. Ahora, el caso está en manos de la jueza Melissa Hanssen Giffoniello, quien todavía no citó a la víctima para tomar conocimiento del caso. “¿Por qué no me cita para conocerme y para que yo le cuente un poquito la historia, ya que no se toma el trabajo de ver los expedientes?”, infiere. Y suma: “Lo mismo pasa en Fiscalía”.
Según el relato de Mariana, a su ex pareja no le importa la vida de sus hijos y ni siquiera puede restablecer un vínculo afectivo con los menores, ya que continúa con los maltratos. Cuando se les consulta qué hacen con su padre, prefieren no recordar ninguna situación en particular y el menor le pide a ella que lo busque todos los días del jardín, pese al régimen establecido.
Mariana, como toda mamá, acepta la petición de su hijo y uno de los días que fue a buscarlo se tornó todo traumático. “Nos encontramos entre puerta y puerta. Me ve mi hijo y se tira al piso. Y él (por Farías) le dice: ‘vos te venís conmigo’ y lo empieza a arrastrar por el piso. Hago una denuncia, hago un acta, pero ellos se van. Y yo soy la que incumplo con las reglas…”, reniega.
Ni siquiera la sociedad civil toma conciencia de la violencia que se ejerce contra un menor que sólo pide estar con su madre. “No le importan sus hijos. Mis hijos, en vez de reestablecer un vínculo, no lo quieren ver a su papá”, asevera.
Contó que, en otra oportunidad, Farías debía llegar a una hora establecida a retirar a los chicos, pero sin embargo no estaba presente y no llegaba en el lugar convenido. “Agarré y me fui a la Roca y Colón. Ahí estaba la camioneta. Yo paro del lado de la estación de servicio y le digo a mi hijo del medio: ‘baja, por favor, porque yo no quiero bajar’. El nene se queda en la platabanda, muerto de miedo, porque mi hijo le tiene terror al mini delincuente del otro hijo de él, que es mayor de edad, y él me lo cruza. Yo ahí siento el grito desgarrador de mi hijo: ‘¡El papá tiene una pistola, una pistola de verdad!’. Y era cierto, tenía una pistola de verdad”, relata Mariana, quien tiene esa situación grabada en un video que expone en su denuncia pública a través de la red social.
“Yo necesito ayuda, que alguien reaccione, ya sea el Ministerio Público Fiscal, que no hace nada, o la Cámara”. Son las últimas palabras que expresa Mariana en su video, donde sólo implora y reclama justicia y protección. /Tendencia de Noticias