Las PyMEs representan un pilar fundamental de la economía argentina, pero un reciente informe advierte sobre un problema estructural: el 84% de los dueños no documentó un plan de transición para sus negocios. Esta situación los expone a riesgos financieros y operativos en caso de sucesos inesperados como enfermedades, desacuerdos societarios o decisiones de retiro.
El estudio, encabezado por el consultor en Exit Planning Gustavo Schutt, destaca que el 50% de las transiciones empresariales son involuntarias, lo que puede llevar a decisiones precipitadas y a la desvalorización de los negocios. «Es como navegar sin brújula: los riesgos son enormes y las consecuencias, devastadoras», explica Schutt.
Datos del INDEC y del Ministerio de Economía confirman la relevancia de las PyMEs en el entramado productivo del país: el 99,3% de las firmas empleadoras son micro, pequeñas o medianas empresas. Sin embargo, la falta de planificación estratégica compromete su sostenibilidad. Aunque el 91% de los dueños reconoce la importancia de un plan de transición, solo el 16% lo logró desarrollar.
La problemática se profundiza con otros datos preocupantes: el 60% no inició ningún tipo de planificación y el 77% no hizo auditorías previas (pre due diligence) en los últimos dos años. Esto limita sus opciones estratégicas y pone en riesgo la posibilidad de capitalizar adecuadamente el valor de sus compañías.
«Sin planificación, los dueños enfrentan transiciones que no controlan, lo que puede derivar en decisiones apresuradas y pérdida de valor. Es imperativo que las empresas trabajen desde ahora en planes de transición para proteger su valor y garantizar su continuidad», advierte Schutt.
El informe destaca una realidad crítica dentro de las empresas familiares, que representan el 62% de las encuestadas. En el 30% de los casos, ningún miembro familiar está preparado para asumir roles clave, mientras que el 24% nunca habló con ellos sobre la continuidad del negocio. Esto genera tensiones y conflictos que afectan tanto la estabilidad empresarial como las relaciones personales.
«El problema no es solo empresarial, también es humano. Sin diálogo ni planificación, los conflictos familiares pueden escalar y afectar el futuro del negocio», sostiene Schutt.
“Un dueño que no conoce el valor de su empresa ni ha trabajado en su profesionalización está dejando el futuro al azar. Esto no solo afecta la empresa, sino también el bienestar de su familia y la estabilidad económica de sus empleados,” explica Schutt.
El Exit Planning es una metodología que permite a los dueños de empresas planificar estratégicamente su salida, ya sea por venta, traspaso familiar o desvinculación. «Las transiciones no son opcionales, son una certeza. Pero si se planifican bien, pueden ser una oportunidad de crecimiento«, señala Schutt.
En mercados más desarrollados, los empresarios suelen comenzar con un plan de salida ya establecido. «En EE.UU., las startups presentan estrategias de salida a sus inversores desde el inicio, porque si no pueden salir, probablemente nadie quiera entrar», explica Schutt.
El estudio, realizado entre octubre y noviembre de 2024, encuestó a 224 dueños de empresas en Argentina y otros países de Latinoamérica y España. El 74% de los participantes tiene más de 50 años y el 88% son hombres. Además, el 46% de las empresas factura menos de 5 millones de dólares anuales, lo que refuerza la necesidad de estrategias sólidas para garantizar su sostenibilidad.
El informe evidencia una brecha significativa entre la percepción de la importancia del Exit Planning y su implementación real. Esta falta de previsión no solo afecta el valor de las empresas, sino que también genera incertidumbre para los dueños y sus familias.
«Para superar estos desafíos, es clave trabajar en planes documentados que incluyan valuaciones actualizadas y análisis de riesgos, junto con el asesoramiento de expertos», concluye Schutt.