Un escenario desagradable se observa en Barrio Norte de San Miguel de Tucumán. Hay contenedores sobrecargados con basura. Como la capacidad es menor a la cantidad de desperdicios que generan los vecinos, hay que dejarlos en la vereda con todo el riesgo sanitario que ello conlleva.
Esta situación genera una razonable indignación de los vecinos que deben convivir con esta fastidiosa situación. No es solo un problema estético, que no es menor sin ninguna duda, sino que también representa un foco infeccioso. Hay que tener en cuenta que los perros callejeros abren con sus uñas las bolsas para sacar la comida que puedan contener.
La solución es poner más contenedores o pasar a recogerlos con mayor frecuencia. Lo que no se le puede pedir a los vecinos que viven en departamentos es que guarden la basura más tiempo en sus propiedades para que esto no ocurra. Esa no es la solución.
Es verdad que hay personas que desprecian la higiene y dejan las bolsas de basura rotas o desparramadas en vez de colocarlas dentro del contenedor, pero en este caso que se comenta se trata de la falta de capacidad suficiente como para contener todas las bolsas que generan los vecinos.
Algunos vecinos, como los de Balcarce al 200 se quejaron cuando retiraron el contenedor que había en esa cuadra.
Se multiplican las quejas contra la empresa recolectora de residuos que acaba de renegociar el contrato con el municipio capitalino.
El servicio de higiene que debe brindar la empresa es la recolección de residuos, el lavado de los contenedores, el barrido y limpieza de las calles acorde a la realidad de cada zona.
