Frente a un nuevo paro general de la Confederación General del Trabajo (CGT), el tercero contra el Gobierno de Javier Milei, en Casa Rosada fueron tajantes: «Fue un fracaso total». Si bien en el Ejecutivo comentan que la medida de fuerza tuvo un costo de US$ 880 millones, en Balcarce 50 aseguraron que se trató de «un día normal».
En medio de la huelga general llevada adelante por la cúpula sindical, el Gobierno sostuvo que la medida no generó adhesión entre la mayor parte de la población. «Tienen un 95% de rechazo, deben parar el transporte para no evidenciar su crisis de representatividad», cuestionaron en los pasillos de la Casa Rosada.
La medida de fuerza paralizó por completo trenes, aviones y las líneas de subte porteñas, entre muchos otros servicios, aunque no lograron frenar la circulación de los colectivos, ya que la Unión Tranviarios Automotor (UTA) decidió no desafiar la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo la semana pasada en el marco de una disputa salarial. Si bien el argumento fue legal, acusando que podrían perder su personería jurídica, la decisión fue un desafío a la conducción de la CGT.
En diálogo con este medio, fuentes del Ejecutivo repiten los argumentos que se escucharon en los medios de comunicación y que incluso llegaron a las pantallas y altoparlantes de las estaciones de trenes y colectivos: «La casta sindical atenta contra la gente que quiere trabajar». Además, aquejan que se trató del tercer paro en menos de un año contra la gestión de Javier Milei e ironizan: «Son los mismos que no le hicieron un solo paro a Alberto Fernández.
«Cada vez que hacen un paro solo dañan a los argentinos», agregó otra fuente con llegada directa al presidente, que además calificó la jornada como «un día normal». Esa es la imagen que quiso presentar este jueves el Gobierno, quien llevó adelante una nueva reunión de Gabinete bajo el lema «hoy se trabaja», como posteó el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, presente en el cónclave.
Además de Javier Milei, participaron del encuentro en el salón Eva Perón el vocero presidencial, Manuel Adorni, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y los ministros Patricia Bullrich (Seguridad), Luis Petri (Defensa), Luis Caputo (Economía), Federico Sturzenegger (Desregulación del Estado), Sandra Pettovello (Capital Humano), Mariano Cúneo Libarona (Justicia), Mario Lugones (Salud). Completaron la lista la flamante secretaria de Legal y Técnica, María Ibarzábal Murphy; la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; y el asesor, Santiago Caputo.
Más allá del choque directo, en el Palacio de Gobierno reconocen que «hay algún diálogo» con la conducción de la central obrera, pero remarcan que «cuando hacen este tipo de cosas, ellos están en la vereda de en frente». En ese sentido, ratificaron que se le descontará el día a los empleados estatales y apoyaron las expresiones del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que esta semana había vuelto a poner sobre la mesa la discusión sobre la democratización sindical y la necesidad de una reforma laboral.
Sin embargo, según contaron a este medio, para eso esperarán hasta después de las elecciones, con las expectativas de que la nueva composición de ambas cámaras sea más amigable para las iniciativas libertarias. «No vamos a enviar un proyecto para que rebote», explicaron. Sin embargo, aseguran que ese plan nunca abandonó el escritorio del presidente.