¿Trabajar 120 horas por semana? Para Elon Musk, no solo es posible: es necesario. Al frente del nuevo y polémico Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), creado por Donald Trump, el empresario impulsa jornadas que rozan lo inhumano. Según declaró, su equipo ya opera con ese nivel de exigencia.
La cifra equivale a casi 17 horas por día, todos los días. Musk no se achica: asegura que quienes aceptaron el desafío sabían a qué se enfrentaban. Su lógica es simple —y brutal—: “Si tus rivales trabajan 40 horas, y vos trabajás 120, ganás”.
Pero detrás del discurso de la productividad, se esconde otra realidad. Psiquiatras, médicos laborales y analistas organizacionales coinciden: este ritmo puede romper cuerpos, mentes y equipos. El exceso de trabajo genera ansiedad, agotamiento extremo y hasta colapsos físicos.
Del otro lado, pero con un enfoque similar, aparece Sergey Brin. El cofundador de Google pidió a los empleados que desarrollan Gemini, el modelo de inteligencia artificial de la empresa, que trabajen al menos 60 horas por semana y que asistan todos los días a la oficina.
“En mi experiencia, 60 horas semanales es el punto dulce de la productividad”, escribió Brin en un memo interno publicado por The Verge. “Algunos trabajan mucho más, pero pueden agotarse o perder creatividad. Otros trabajan menos, e incluso hay quienes hacen lo mínimo indispensable. Este último grupo no solo es improductivo, sino que puede desmoralizar al resto”.
El memo también menciona la competencia feroz por alcanzar la llamada inteligencia artificial general (AGI). “Tenemos todos los ingredientes para ganar esta carrera, pero tenemos que acelerar nuestros esfuerzos”, remarcó Brin.
Mientras Islandia, Japón y otros países europeos prueban con semanas laborales más cortas, Musk y Brin van en sentido contrario. Para ellos, el éxito exige empujar al máximo. ¿Se trata de un nuevo modelo productivo o de una vuelta a prácticas que ya demostraron sus riesgos?
En Silicon Valley, las ideas se mueven rápido. Y si estas propuestas ganan terreno, podrían marcar una nueva era laboral.