Un estudio reciente publicado en The Lancet Regional Health – Americas advierte sobre un fenómeno que preocupa a la comunidad médica: el accidente cerebrovascular (ACV), tradicionalmente vinculado a personas mayores, muestra un aumento significativo entre adultos jóvenes en América Latina, especialmente en Argentina.
Según el neurocirujano Matías Baldoncini, del Hospital Petrona V. de Cordero de San Fernando, el 15% de los ACV registrados en el país ocurre en personas de entre 18 y 55 años. Este dato coincide con los resultados del estudio AISYF, que analizó 311 casos en ese grupo etario. Del total, el 91,8% fueron ACV isquémicos y el 8,2%, hemorrágicos.
El incremento de ACV en menores de 55 años se relaciona con factores de riesgo cada vez más comunes en este segmento de la población:
- Hipertensión arterial: 41%
- Tabaquismo: 31,4%
- Dislipidemia: 27,6%
- Sobrepeso u obesidad: 25,3%
A estos se suman el estrés crónico, el sedentarismo, la contaminación ambiental y el consumo de sustancias nocivas. La combinación de estos elementos genera un escenario propicio para la aparición de episodios cerebrovasculares.
Entre 2015 y 2021, la incidencia de ACV creció en mujeres de entre 15 y 49 años. Especialistas lo vinculan con factores hormonales, como el uso de anticonceptivos y complicaciones en el embarazo, además de una mayor exposición a enfermedades crónicas no transmisibles.
Las barreras para acceder a un diagnóstico precoz y tratamiento oportuno también afectan especialmente a las mujeres, lo que agrava las consecuencias a largo plazo.
Además, en el 41,6% de los casos, el ACV es criptogénico, es decir, no tiene una causa identificable tras los estudios iniciales. Esta condición complica tanto la prevención como el tratamiento, y requiere protocolos específicos de investigación y seguimiento.
Aproximadamente un 20% de los jóvenes que sufre un ACV queda con algún grado de discapacidad, mientras que el 13% atraviesa una recurrencia. Además, se evidencian grandes disparidades en el acceso al sistema de salud: mientras algunas provincias cuentan con redes de atención rápida, otras todavía carecen de recursos y estructuras adecuadas.
El Dr. Baldoncini insiste en la necesidad de fortalecer estrategias de prevención, con campañas de control de presión arterial, abandono del tabaco, alimentación saludable y fomento de la actividad física. También destaca el impacto del estrés, el ambiente y la falta de descanso adecuado.
La implementación de redes de atención rápida para ACV —clave en el tratamiento temprano— sigue siendo desigual en la Argentina y requiere inversión y planificación.