El gobierno de Donald Trump evalúa otorgar un “bono bebé” de 5.000 dólares a cada madre estadounidense que dé a luz, como parte de una batería de propuestas destinadas a revertir la caída histórica en la tasa de natalidad del país. “Suena como una buena idea para mí”, declaró el presidente al ser consultado por la iniciativa, que todavía no cuenta con detalles definidos ni fue elevada al Congreso.
El plan, impulsado por asesores externos y por figuras del oficialismo como el vicepresidente J.D. Vance, apunta a incentivar el crecimiento poblacional tras años de retroceso. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en 2023 se registraron apenas 3.591.328 nacimientos en Estados Unidos, la cifra más baja desde que existen registros sistemáticos. Las mujeres de entre 20 y 39 años mostraron las caídas más pronunciadas, una tendencia atribuida a los costos de salud, la incertidumbre económica y la postergación de la maternidad.
Vance manifestó en enero su voluntad de llevar el crédito fiscal por hijo a los mismos 5.000 dólares. “Quiero más bebés en los Estados Unidos de América”, afirmó durante su participación en la Marcha por la Vida. También señaló: “Es tarea del gobierno facilitar que madres y padres jóvenes puedan permitirse tener hijos y criarlos como las bendiciones que sabemos que son”.
Por su parte, la vocera presidencial Karoline Leavitt remarcó que Trump “está orgulloso de implementar políticas para fortalecer a las familias estadounidenses” y aseguró: “El presidente quiere un país donde todos los niños puedan crecer seguros y alcanzar el sueño americano”.
La propuesta del bono integra un conjunto de ideas que diversos sectores pro-natalistas acercaron al Consejo de Política Doméstica. Entre ellas figuran la creación de una “Medalla Nacional de la Maternidad” para madres con seis o más hijos y la eliminación del castigo fiscal a las parejas casadas, según informó Simone Collins, activista pro-natalista que participó del envío de los borradores al Ejecutivo.
El presidente, que durante la campaña se autodefinió como el “rey de la fertilización in vitro”, también firmó una orden ejecutiva para facilitar el acceso y reducir el costo de la FIV. En marzo, bromeó con que sería recordado como el “presidente de la fertilización”.
Aunque la Casa Blanca aún no se pronunció formalmente sobre la implementación del bono, el NYTimes indicó que podría complementarse con los créditos fiscales ya vigentes. Si se aplicara a todos los nacimientos de 2023, implicaría un gasto estatal de USD 17.900 millones.
Sin embargo, organizaciones como MomsRising cuestionaron duramente la propuesta. Su directora ejecutiva, Kristin Rowe-Finkbeiner, consideró que se trata de “una locura absoluta” y afirmó: “Quienes quieren más bebés deberían respaldar políticas que construyan una infraestructura de cuidados para familias y empresas”. Añadió que el gobierno “tuvo innumerables oportunidades para apoyar políticas probadas que ayudan a las familias y a la economía, pero sus administraciones fallaron completamente en hacerlo”.
Mientras sectores oficialistas promueven incentivos económicos para aumentar la natalidad, distintas voces reclaman un enfoque integral que incluya cuidados accesibles, salud materna y licencias familiares pagas. Por ahora, el bono bebé permanece aún por nacer, en un contexto de crisis demográfica que desafía al país y a su dirigencia.