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Caputo busca aumentar el consumo con la gente desahorrando sus dólares

Durante la semana pasada, el vocero presidencial, Manuel Adorniafirmó que el gobierno no va a implementar medidas cambiarias que impliquen poner el riesgo de sanciones del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional), en particular en esta época en que hay fuertes controles por el terrorismo y el narcotráfico. Temas que controla muy de cerca Estados Unidos. Es casi un tema de seguridad nacional para Estados Unidos. 

No obstante, luego de las declaraciones de AdorniLuis Caputo volvió a insistir con la posibilidad de que la economía argentina pueda sostener el crecimiento actual utilizando parte de los US$ 200.000 millones que están bajo el colchón, en las cajas de seguridad o en el exterior.

De esa cifra, lo que puede haber en las cajas de seguridad y bajo el colchón, dudo que sea tan importante como lo que está en el exterior en paraísos fiscales. 

En otras palabras, por más que la gente use los dólares que tiene debajo del colchón, dudo que vaya a mover demasiado el amperímetro como para sostener el crecimiento económico.

Claro que algunos pueden interpretar que ese dinero puede ir a la inversión, supuesto demasiado fuerte porque, primero habría que blanquearlo y, segundo, deberán darse las condiciones de estabilidad institucional, con reglas de juego claras y persistentes en el tiempo como para que alguien quiera hundir una inversión en Argentina para producir algo.

Más allá de este gobierno y del exitismo que hay sobre un cambio definitivo por el cual el modelo libertario quedó para quedarse, la realidad muestra que el electorado argentino es sumamente volátil y puede cambiar de rumbo político de una elección a otra.

Vale recordar que, en las elecciones de 1989, Carlos Menem tuvo un discurso de alto voltaje populista en tanto que su adversario político Eduardo Angeloz proponía el lápiz rojo para bajar el gasto público.

Lo concreto es que Menem ganó las elecciones de 1989 con su discurso populista y ya en el poder cambió el rumbo y se lanzó a privatizar, desregular, estableció la convertibilidad y la privatización del sistema previsional por citar algunos ejemplos.

Ese cambio de políticas no lo llevó a perder las elecciones para la reforma constitucional, sino que las ganó y, además, ganó la reelección de 1995 por amplio margen, cuando la gente ya sabía que no había hecho lo prometido en campaña.

Pero ese mismo electorado, en 2023 votó a un kirchnerismo que hizo exactamente las contrarreformas que había hecho Menen. Estatizó las empresas privatizadas, establecieron precios máximos, control de cambios y un fuerte intervencionismo en la economía.

En otras palabras, el mismo electorado que apoyó a un Menem populista, luego apoyó a un Menem que privatizaba y luego apoyo a un kirchnerismo que barría con todas las reformas que había implementado Menem.

De manera que sería más cauto a la hora de afirmar que el cambio llegó para siempre con solo revisar la historia económica y política reciente.

Si se acepta esta cautela, por carácter transitivo no debería esperarse una lluvia de inversiones porque Milei sea el presidente. Macri esperó una lluvia de inversiones que nunca llegó. 

La calidad institucional es el paso previo a la atracción de inversiones. Pero luego de los desastres institucionales que han hechos diferentes gobiernos argentinos cambiando abruptamente las reglas de juego, ese cambio no se produce de un día para otro.

Ahora bien, volviendo a la propuesta de Caputo de tratar de volcar al mercado los dólares que están debajo del colchón y en las cajas de seguridad, el objetivo es tratar de impulsar el consumo más que la inversión.

Las grandes inversiones pueden venir del RIGI, de las minas de oro y plata que acaban de descubrirse, de la energía, etc., pero no del departamento que pueda comprar alguien que tiene US$ 80.000 debajo del colchón. 

Cuando digo que Caputo parece buscar impulsar el consumo con el uso de los dólares atesorados más que la inversión, es porque necesita que la gente desahorre para aumentar su consumo. 

En general los dólares que la gente tiene debajo del colchón son para asegurarse una jubilación medianamente digna o por cualquier imprevisto que puede tener que afrontar. No es un atesoramiento para consumir.

De hecho, parte de la clase media hoy está desahorrando esos dólares para pagar las tarjetas de crédito a fin de mes porque una parte no menor de la sociedad no llega a fin de mes con sus ingresos para cubrir sus gastos.

Mi impresión es que, si algún sector de la sociedad puede ahorrar algo y consume, por ejemplo, el 90% de sus ingresos, difícilmente lleve su consumo al 100% de sus ingresos y ahorre en pesos y gaste los dólares que tiene debajo del colchón para cubrir la diferencia.

Es más, luego del último blanqueo quienes tenían sus dólares blanqueados en el banco, podían usar la tarjeta de crédito en dólares para consumir. Sin embargo, ese mecanismo no tomó vuelo.

En síntesis, habrá que esperar a que salga la correspondiente normativa, pero luce poco probable que la gente vaya a usar los dólares que atesora para su jubilación o por cualquier contingencia, para destinarlos a comprar una licuadora