El comportamiento de los ciudadanos en San Miguel de Tucumán demuestra que hay un marcado desprecio por las normas de convivencias, las pautas sociales y las ordenanzas que regulan el tránsito.
La falta de higiene es fácil de percibir en cualquier punto de la ciudad capital, independientemente si se trata de un barrio, una zona comercial o los lugares más exclusivos.
La inobservancia de las normas de tránsito es lo que más se puede ver y es una situación generalizada. la indisciplina atraviesa a todas las capas sociales. Algunos por resentimiento, otros por sentirse económicamente poderosos y otros por ver que ser un cumplidor es una desventaja terminan desoyendo las normas de tránsito.
De esta manera se perjudican todos, porque lo que se avanzó en materia de civilización para acordar que las conductas se deben regular mediante un contrato social se termina perdiendo. El malestar se generaliza y se pierde calidad de vida.
No hay excusas para no cumplir las normas. No hay ningún argumento superior al bienestar general al que todos deben contribuir.
Uno de los mayores problemas es el estacionamiento en lugares prohibidos. Ya sea en entradas de cocheras, veredas o dársenas para ascenso y descenso.
Una recorrida este finde semana por el microcentro fue una muestra de lo expuesto anteriormente. Las dársenas construidas sobre la calle 25 de Mayo entre plaza Independencia y calle Santiago del Estero son utilizadas para dejar vehículos de todos tamaños y características. Esto se multiplica cuando uno de esos días es feriado y hay servicios de vigilancia reducidos o son inexistentes. Esto es lo que ocurrió durante el feriado del 25 de Mayo.
El tema no es nuevo, hasta Aristóteles ya vislumbraron la importancia del comportamiento social y de la sociedad para la vida de las personas.
