Una avioneta abandonada en un campo con siete bidones de combustible en su interior fue encontrada en el departamento de San Jerónimo, en la provincia de Santa Fe y sus dos tripulantes fueron detenidos por la policía de esa provincia cuando intentaban darse a la fuga.
La aprehensión de las personas que viajaban a bordo de la aeronave, un Cessna 182 Skyline, fue posible gracias a la implementación de un operativo cerrojo en el que fueron bloqueadas las principales vías de escape de esa zona. Los presuntos delincuentes fueron identificados como Mikjail Zabala, de 30 años, de nacionalidad boliviana y Milton Carlos Arévalo Strada, de 54, de nacionalidad peruana. Ambos tripulantes abandonaron la aeronave y se alejaron del área, escondiéndose entre arbustos cercanos a una vía férrea.

En declaraciones a los medios locales, el oficial Juan Martín Farías, jefe de la unidad regional N°15 de la localidad del departamento de San Jerónimo de la Policía de Santa Fe, aseguró que “el martes pasadas las 18 se tomó conocimiento de que una avioneta habría hecho una maniobra de un aterrizaje posiblemente de emergencia, dentro de un potrero, en una zona rural unos siete kilómetros al sur de la localidad de Estación Díaz”.
Explicó luego que personal de la comisaría fue al lugar y confirmó la presencia de la avioneta, la cual estaba sin tripulantes. Testigos que estaban trabajando en la zona dijeron que las dos personas que viajaban a bordo se habrían dado a la fuga.
“Cuando comenzaba a caer la noche, se dio aviso a la unidad regional y se dispuso un operativo cerrojo en cual se bloquearon las principales vías de circulación. Luego con la coordinación del jefe provincial empezaron a llegar más unidades: la policía de seguridad vial, la guardia rural Los Pumas, bomberos, personal de la brigada de canes, la brigada aérea y un helicóptero de la federal”, detalló Farias.
Con la ayuda de las fuerzas desplegadas, se hizo una recorrida por las inmediaciones hasta que se logró dar con los dos presuntos delincuentes que estaban escondidos entre los pastizales en una zona de vías férreas. Ambos fueron detenidos y trasladados hasta la dependencia correspondiente.
Según consta en el parte policial, tras la autorización judicial, la avioneta fue requisada y en el interior se hallaron siete bidones de combustible. Por su parte al ser también requisados los detenidos se comprobó que cada uno llevaba consigo una mochila, portaban entre ambos US$ 30.400 en efectivo, $6700, un cargador de arma de fuego calibre 9 mm, con 15 proyectiles, una antena satelital starlink mini, dos teléfonos celulares marca iPhone, varios cargadores y linternas de minero.
En el lugar se continúan con rastrillajes en la búsqueda de mayor evidencia que pueda aportar claridad sobre el caso. Al momento, tanto el origen como el destino y propósito del vuelo están siendo materia de investigación a los fines de esclarecer si la avioneta tiene algún vínculo con el narcotráfico.
En enero de 2025, un Cessna 210 con 359 kilos de cocaína a bordo hizo un aterrizaje forzoso en las islas del Delta, en Ibicuy, al sur de Entre Ríos. El piloto brasileño y la mujer boliviana que lo acompañaba salieron golpeados tras la maniobra, pero sin riesgo de vida.
En tierra, los detuvo personal de la policía provincial. Dentro del Cessna 210 Centurión había diez bultos; esos bolsones tenían, a su vez, 352 paquetes cuya forma delataba su contenido: droga de máxima pureza.
En marzo también de este año, un avión Cessna 206, con matrícula boliviana, fue hallado en un campo de soja en un campo de la provincia del departamento de La Paz, en la provincia de Entre Ríos. Según las presunciones del momento, la aeronave era utilizada para “bombardear” cocaína y fue descartada por el piloto luego de un desperfecto mecánico.
Investigadores consultados explicaron que “cuando el personal policial, después del aviso del dueño del campo, revisó la aeronave no encontró sustancias estupefacientes. Solo había tanques con combustible. Pero el olfato de los perros especializados marcaron lo que se conoce como ‘olor muerto’ de cocaína”.
Estos y otros hallazgos encienden las alertas sobre las rutas nuevas que están ganando espacio en el aire, que tienen que ver con una triangulación entre Bolivia, Paraguay y la Argentina.
El objetivo del traslado de muchas de estas cargas no tendría que ver con el consumo interno en las principales ciudades del centro del país, como Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, sino con ubicarlas en embarques que tienen como destino países de Europa, Asia y Oceanía, donde la droga adquiere un valor mucho mayor.
Según investigaciones, en la zona de Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra y Beni, en Bolivia, se produce la pasta base y luego la cocaína, que se envía al Chaco paraguayo, una región poco habitada e inhóspita en Paraguay donde se consolidan los cargamentos que aterrizan en pistas clandestinas.
Luego, a través de la Hidrovía o por avionetas, las cargas de cocaína llegan a la Argentina, fundamentalmente a Rosario y Buenos Aires, y a Uruguay, donde son camufladas para salir rumbo a Europa o Asia, donde el valor de la droga es más de diez veces mayor.
Los vuelos narcos provenientes de Bolivia y de Paraguay llegan cada vez más cerca del centro del país. Eso es algo que antes no ocurría. Los llamados “bombardeos” de droga era el método más usado en el norte de la Argentina, a pocos kilómetros de la frontera con Bolivia, cuando no había intermediación de Paraguay. Salta y Santiago del Estero eran las provincias donde más se daba esta metodología, que consiste en que la avioneta pierde altura para arrojar los bultos con la droga en puntos fijados con GPS. En las inmediaciones, generalmente hay cómplices que en pocos minutos se llevan el cargamento.
Ahora las avionetas hacen recorridos más largos. Por ese motivo se incorporaron más radares para tener un mejor control aéreo.
