Frente al terremoto político que vive el peronismo con la condena e inhabilitación de por vida a Cristina Kirchner, se observaron manifestaciones de La Cámpora frente al PJ Nacional primero y luego frente al departamento de la ex presidenta. No mucho más, salvo un corte de la panamericana que duró poco tiempo. No fue una epopeya.
Tambien, a tono con las declaraciones resumidas en la frase «si la tocan a Cristina que quilombo se va armar» un grupo reducido pero radicalizado y haciendo gala de violencia atacó medios de comunicación en Bs.As.
No hubo manifestaciones, por lo menos en las primeras horas, de sectores políticos afines al peronismo o gobernadores del partido a favor de la presidenta del partido.
Por el caso el gobernador de la provincia Osvaldo Jaldo publicó un escueto mensaje: “Quiero expresar mi solidaridad con la expresidenta @CFKArgentina, presidenta del PJ Nacional, en este momento difícil que le toca atravesar, en lo personal y en lo político”, expuso en su cuenta en la red “X”.
Los peronistas tienen una frase inmortal, que acompañan a los dirigentes «hasta la puerta del cementerio». O sea, mientras tienen vitalidad y están vigentes son obedecidos, en la caída de su popularidad son cruelmente abandonados y olvidados. Pareciera que en ese proceso inevitable entró Cristina Kirchner.
Las reacciones demuestran que la condena a la ex presidenta no afecta a la democracia ni a la República, al contrario la fortalecen. Funcionan normalmente las instituciones y la Justicia también. No sin acertadas críticas y desconfianzas.
Cristina Kirchner solo recibió una condena pero tiene por delante otros procesos judiciales donde está procesada y que pareciera que en los papeles judiciales está más complicada aún. Su situación trae un vívido recuerdo del ex presidente Menem quien enfrentó varios procesos y condenas pero terminó sus días en libertad por la inmunidad que le daba su cargo de senador nacional.
La ex presidenta no va a correr la suerte del ex presidente Menem. Ella no tiene fueros que la apañen y ahora quedó inhabilitada de por vida para ejercer cargos públicos.
Tampoco tendrá la influencia política y el predicamento que tuvo el ex presidente Juan Domingo Perón, quien desde Puerta de Hierro en Madrid dirigió los destinos del peronismo a la distancia. Perón volvió, Cristina no vuelve.
Finalmente, no se proscribió al peronismo como ocurrió en un momento nefasto de la historia, simplemente se condenó a una ex presidenta peronista y presidenta del partido. Ahora el peronismo deberá aprovechar esta situación para producir la renovación que obturaba Cristina Kirchner. También, el partido sale fortalecido, pero esa conclusión necesita tiempo para ser evidente.
