La causa judicial que se lleva a cabo por el destino de los fondos que recibió la UNT de parte de YMAD avanza generando muchas novedades.

El abogado querellante Patricio Esperguín pidió una mayor pena para el contador Luis Fernando Sacca, quien fuera el máximo aportador de la campaña electoral de José Cano a la gobernación de Tucumán.

El querellante pidió que Sacca reciba una condena por cuatro años de prisión y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
Los jueces subrogantes del Tribunal Oral Federal son Jorge Basbús y Ana Carina Farías, de Santiago del Estero, y Enrique Lilljedahl, de Catamarca.
Esperquín aseguró que “todos vimos en este juicio una gigantesca malversación de fondos que no se investigó”. “Los fondos que tenían una afectación legal fueron utilizados para cualquier cosa. Lo cierto es que en el juicio quedó demostrado que el ex rector Cerisola tenía conocimiento de que los fondos allegados de la empresa YMAD en función del texto de la ley 14.771 eran exclusivamente para construir una ciudad universitaria conforme planos aprobados, así lo dice la ley”. “En consecuencia, ha quedado demostrado en el juicio que se violaron las disposiciones de una ley de orden público y esta conducta fue reconocida a lo largo de todo este juicio. Se dispusieron fondos públicos para una cosa diferente a la que ordena la ley 14.771”, afirmó. Y luego afirmó: “en la causa existe una imputación central que engloba a los cuatro imputados La administración fraudulenta que prevé pena de prisión para el que, por disposición de la ley, de la autoridad o por un acto jurídico, tuviera su cargo en manejo en la administración o el cuidado de bienes y sus intereses pecuniarios ajenos y con el fin de procurar para sí o para un tercero un lucro indebido o para causar daño violando sus deberes, perjudicarle los intereses confiados u obligar abusivamente al titular de estos. Esto es lo que ocurrió señores jueces”.
Según el querellante “Cerisola privó a la Universidad Nacional de Tucumán de su derecho a la Ciudad Universitaria que prevé la ley 14.771. El daño a la universidad ya está hecho. Y por eso estamos en este juicio, en el que esperamos que este tribunal haga justicia y condene a todos los imputados”. “La historia de la fiebre del oro, metáfora que utilizo porque realmente refleja lo sucedido en la universidad en aquel tiempo, comenzó en los albores de la gestión de Juan Cerisola, en 2006, cuando sucedió a Mario Marigliano, en la era de los rectores contadores”, dijo.
El abogado recordó que tanto Cerisola como Sacca se formaron como contadores en la casa de altos estudios. Recibieron el conocimiento para manejar dinero, calcular riesgos y realizar inversiones con precisión. Son profesionales del dinero. Agregó que “la administración del dinero embriagó hasta la perdición a estas autoridades universitarias, los imputados, quienes iniciaron un derrotero continuo de apartamiento de las leyes cuya estricta observancia y cumplimiento les incumbía, haciéndolo con el dolo directo del fraude. Se dio entonces un sistema orientado y con un fin, obtener que el dinero que venía de YMAD no tuviera ya esa afectación legal a la ciudad universitaria conforme planos aprobados, sino que fuera de libre disponibilidad, que se pudiera gastar en cualquier cosa”.
Se busca demostrar en el juicio que organizó un mecanismo de fraude. La querella dijo que Cerisola previendo que llegarían grandes cantidades de dinero creó de la Unidad Ejecutora de Programas de Obras, UEPO, que integraban el contador público nacional Ronald Parada Parejas, el asesor económico financiero del contador Luis Sacca, el mismo que ustedes vieron acá mintiéndole al tribunal descaradamente; Olga Cudmani, directora de la Dirección General de Construcciones Universitarias. y el arquitecto Juan Maya, por entonces yerno de Cerisola».
Sin dudas que es unidad ejecutora imaginó y llevó a cabo la ingeniería para defraudar a la universidad. Todo el apuro y la emergencia eran para obtener la libre disponibilidad de los recursos.
Serán los jueces los que evalúen las pruebas pero se demostró que se trató de una organización criminal que lucró con los dineros de la UNT para provecho propio. Uno de los mecanismos fueron las obras realizadas en distintas facultades que se pagaron con sobrecostos para que haya un «retorno».
Cerisola y Sacca sabían que debían armar un mecanismo algo sofisticado, aparte de lo burdo de pagar sobreprecios, por eso contrataron a Ronald Parada Parejas, quien se desempeña dentro de la SAT convocado por su amigo Marcelo Caponio, interventor. Esa es la habilidad de estos personajes, siempre están administrando dineros públicos que no producen. Son millonarios.