El Gobierno confía en que el déficit de la cuenta corriente no implica ninguna gravedad y que incluso es esperable que se incremente, dado el nivel de crecimiento de la actividad económica. Para sostenerlo, explican que el crecimiento de las exportaciones a 2033 permitirá mejorar la sustentabilidad del esquema cambiario.
Las declaraciones del viceministro de Economía, José Luis Daza, se dieron horas antes de que se conociera que en el primer trimestre de 2025 el déficit de cuenta corriente ascendió a -u$s 5191 millones.
El funcionario expuso ante el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) que el déficit de cuenta corriente no representa un problema dado el nivel de recuperación de la actividad económica, que fue en «una V muy marcada».
Agregó que el nivel de actividad de diciembre de 2024 se ubicó muy por encima del de diciembre de 2023 y que la recuperación del PBI en el primer trimestre de este año, que creció un 5,8% interanual, dio cuenta de niveles de consumo altos, acompañados de niveles históricamente altos de importaciones de bienes de capital y de exportaciones. Esto, explicó, se dio junto a un ajuste fiscal que aceleró la actividad económica y la caída de la inflación.
Si bien reconoció que «hay preocupación porque las importaciones suben más rápido que las exportaciones», agregó que es una situación normal y que está «absolutamente controlado y en los parámetros esperables para una economía que crece entre 5 y 6%». «Es más, no nos debería sorprender que tenga déficits externos significativamente más altos», agregó, aunque sostuvo que deben ser monitoreados porque en algunos países esto es tomado como una luz amarilla.
Sobre esto último, agregó que los niveles preocupantes son cuando el déficit de cuenta corriente supera el 5% del producto, pero que el de Argentina oscila entre el 1 y el 2%.
El economista Federico Domínguez coincidió con el análisis de Daza y explicó que un déficit de cuenta corriente es sostenible, sobre todo en un proceso de inversión y sin déficit fiscal, lo cual lo convierte en un tema de privados.
Según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), el flujo de capitales de no residentes a América Latina, aumentará al 3,6% del PBI en 2025, en gran parte explicado por Argentina. Si se excluyera al país, tendrían una reducción moderada respecto de 2024, cuando fue el 3,4%. Además, subrayaron que el crecimiento estará impulsado por la inversión y la recuperación del consumo privado.
En línea con lo planteado por Daza sobre el crecimiento de las importaciones, desde el IIF, donde el ministro de Economía, Luis Caputo, se presentará este jueves, agregaron que «a pesar de los volúmenes de exportación resilientes, la cuenta corriente de Argentina pasará a un déficit en 2025, en medio de un fuerte crecimiento y la apreciación del tipo de cambio real».
«Podrá ser normal, pero cuando se normaliza el déficit, se lo financia con más endeudamiento. De algún lado tienen que salir los dólares, y suele ser de endeudamiento o pérdida de reservas», explicó Haroldo Montagu, economista jefe de Vectorial.
Para el economista, «este modelo cierra con más endeudamiento», y advirtió que la clave está en la sostenibilidad de ese proceso porque «el endeudamiento en Argentina pocas veces ha sido sostenible, y ha llevado a defaults y otros episodios».
«Hay un peligro estructural de sostener déficits elevados, porque la contracara es un aumento del endeudamiento, y eso hace peligrar la estabilidad cambiaria», concluyó Montagu.
En el último informe de Vectorial dan cuenta de un aumento de la deuda consolidada entre diciembre de 2024 y mayo de 2025 de u$s 8097 millones.
En línea con lo planteado por Caputo y el presidente Javier Milei, Daza descartó que el Gobierno vaya a devaluar y defendió la flotación del tipo de cambio. «No tenemos un nivel para el tipo de cambio. Flota y se ajustará en una u otra dirección», explicó el funcionario.
Una variable que sí consideró determinante es la balanza de pagos, que representa la suma total de moneda que entra y sale del país por flujos de capitales y por comercio.
Al respecto del flujo comercial, se mostró confiado hacia el futuro. El funcionario mostró que hacia 2033 esperan que la balanza comercial de energía y minería combinadas arroje un superávit de u$s 54 mil millones, el doble de la balanza del sector agroexportador.
«Tenemos una balanza de pagos que está sufriendo una transformación histórica», concluyó Daza, quien desterró que se vaya a recuperar competitividad por un aumento del tipo de cambio y pidió pensar en la productividad, la eficiencia y la tecnología para ganar terrenos.