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La UNT debe abandonar la idea de avanzar en la construcción de la Ciudad Universitaria

Un meduloso y bien fundamentado informe técnico elaborado por el Observatorio Ambiental de la UNT pone en duda la viabilidad ambiental, estructural y legal de cualquier desarrollo masivo en la zona donde se comenzó hace décadas a construir la ciudad universitaria.

El plan original preveía viviendas y servicios para unas 30.000 personas, pero según el informe técnico hoy resulta prácticamente inviable.

El documento, titulado Condiciones Ambientales e Institucionales de la Idea Proyecto Ciudad Universitaria (IPCU) y el Parque Sierra de San Javier (PSSJ), fue presentado ante el Consejo Superior de la UNT el martes pasado. El trabajo estuvo coordinado por el ingeniero Álvaro Bravo y reúne las conclusiones de un equipo interdisciplinario que analizó el entorno físico, el marco normativo y la infraestructura actual del área.

El proyecto comenzó con la gestión de Horacio Decole. Se expropiaron 14.000 hectáreas en 1947 y se iniciaron las obras. Luego llegó el golpe de estado en 1955 y paralizó las mismas.

En el año 1958 la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) se integró a YMAD y las regalías se destinaron en parte a financiar el proyecto. Luego de un cambio en el destino de las mismas todo quedó trunco y a causa de esa decisión hay causas judiciales en curso.

El informe en cuestión identificó obstáculos físicos graves. La zona posee una geodinámica activa, con fallas sísmicas, suelos frágiles y cuencas con fuerte dinámica torrencial. La infraestructura hídrica está deteriorada, no hay sistemas de tratamiento de efluentes centralizados y la única vía de acceso (ruta 338) es inestable, con frecuentes derrumbes. Un posible camino alternativo por Horco Molle, como planteaba el diseño original, requeriría una inversión enorme y generaría un fuerte impacto ambiental.

Por este motivo se recomienda no avanzar en desarrollos urbanos en el área debido a que toda intervención debe estar en consonancia con la conservación ambiental. Ocurre que el Parque Sierra de San Javier como una pieza clave en la estabilidad de las laderas, el control de aluviones y la preservación de la biodiversidad, además de su rol como pulmón verde para el área metropolitana de Tucumán.

“Ya no hablamos de una ciudad universitaria residencial. Lo que tenemos hoy es una ciudad universitaria verde”, explicó Bravo, sugiriendo una reconversión del proyecto hacia usos más sostenibles. Señaló, sin embargo, que algunas estructuras existentes como el “block” podrían tener un nuevo destino —como hotel o centro de convenciones— siempre que se realicen estudios de impacto ambiental rigurosos.

La casa de altos estudios llegó a una conclusión, y es que no se puede seguir con un emprendimiento que nació hace casi 80 años. Necesariamente hubo una reconfiguración ambiental, jurídica y económica de aquella visión original. Hoy es prioridad conciliar el desarrollo académico con la necesaria conservación ambiental. Por lo tanto queda por delante elaborar un modelo alternativo que tenga en cuenta todos estos aspectos.