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Gobernadores molestos y un Congreso díscolo

Desde la Casa Rosada intentan minimizar los frentes abiertos. Aducen que el clima electoral profundizará la puja con los legisladores y gobernadores en una escalada cada vez mayor. De allí la decisión del Presidente y su «triángulo de hierro» de no enviar proyecto alguno al Congreso de aquí a fin de año.

«No tiene sentido mandar un proyecto de ley al Congreso que será despedazado o en el mejor de los casos cajoneado», comentó un influyente funcionario del gobierno sobre esta nueva etapa. Así, las reformas estructurales como los cambios en el régimen laboral, impositivo o jubilatorio quedarán para más adelante. 

La «liga» de gobernadores que congrega a aliados y opositores se unificó en estos días en díscolos de la Casa Rosada. Hicieron sentir su malestar por los fondos coparticipables, la baja de la recaudación y la necesidad de cambiar el esquema del impuesto a los combustibles. Además, avanzaron dos proyectos impulsados desde el CFI para redefinir el reparto de fondos para las provincias (ATN) y cambiar el impuesto a los combustibles líquidos.

Un grupo de ministros de Economía de diferentes provincias fue a la Casa Rosada y transmitió sus inquietudes al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y al secretario de Hacienda, Carlos Guberman. También estaban funcionarios del equipo de Luis Toto Caputo.

El Gobierno remarcó que seguirá conversando con los gobernadores por sus reclamos acerca de la caída de la recaudación, pero advirtió que los proyectos que impulsan «no son viables». Peor aún. Creen que atentan contra el gasto público ya que incrementarían un 0,2% del PBI según cálculos oficiales. «Antes de todo eso hay que resolver la macroeconomía», alertaron en la Casa Rosada a modo de respuesta.

Así, la reunión de ministros de Economía de provincias con el equipo de Toto Caputo y de Guillermo Francos terminó mal. Los enviados de los gobernadores insistieron a la Casa Rosada en acordar con el gobierno. Detallaron que las medidas propuestas no afectarán la sustentabilidad de las finanzas públicas nacionales y que, complementariamente, generará más federalismo a partir de mayor equidad distributiva de recursos originados en todo el territorio nacional, propiciando mayor capacidad de respuesta.

Pero desde las oficinas de Toto Caputo rechazaron de plano esa idea porque creen que generará discrecionalidades y romperá con la idea de déficit cero. No hubo caso. Un día después de ese encuentro, empezó la dura pulseada y la guerra abierta de los gobernadores que se trasladó al Congreso.

El presidente estará en la noche del 8 de julio en Tucumán para repetir la vigilia que hizo el año pasado en la Casa de Tucumán para conmemorar el 9 de julio Dia de la Independencia. A diferencia del año pasado en que hubo la firma del Pacto de Mayo con gobernadores esta vez el presidente sólo estará con el mandatario de Tucumán Osvaldo Jaldo y el gabinete en pleno. No hay clima para una foto del presidente junto a los gobernadores.

Los antiguos aliados se desprenden de Milei. Un ejemplo concreto. El salteño Gustavo Sáenz reclamó a la Nación la reparación urgente de rutas nacionales en Salta: «No pueden seguir mirando para otro lado», dijo. Hay más voces disonantes en Misiones, Catamarca, Mendoza o entre Ríos que antes eran provincias de apoyo.

Con este escenario complicado, hay que agregar el conflicto que se le presenta a Milei y LLA en las provincias a la hora de intentar cerrar frentes electorales o listas para las elecciones legislativas.

La reacción inmediata de este malestar de las provincias se vivió en el Congreso la semana pasada. Con aval de varios gobernadores los diputados opositores aprobaron el emplazamiento en comisiones de los proyectos sobre financiamiento educativo universitario y la emergencia en salud de pediatría. Dos temas que para el gobierno incrementan las arcas del Estado y atentan contra la regla de oro de Milei de déficit cero. 

En Economía hicieron cálculos: se trataría de casi un 1% del PBI que se suma a los proyectos que aprobó Diputados y que el Senado podría convertir en ley en cualquier momento: el 1,3% del PBI de costo fiscal por el proyecto de reforma previsional, el 0,3% del PBI por el plan de emergencia en discapacidad y el 0.2% por la moratoria jubilatoria. Todo junto, suma el 1,8% del PBI. Si a esto se le suman los proyectos que trató Diputados de esta semana se llega casi al 3% del PBI. 

En el gobierno están que trinan con esa movida. Algunos referentes de la Casa Rosada aseguran que hay malestar con Martín Menem por el escándalo de la última sesión en Diputados. Tanto Karina Milei como Santiago Caputo observaron que el presidente de Diputados no logró contener la sesión ultima en que los diputados kirchneristas redoblaron la apuesta y junto con varios de Encuentro Federal avanzaron en medidas como el incremento de presupuesto educativo en universidades que no son avaladas por Milei. Además, sacaron a la luz el caso $LIBRA y rompieron la paz sellada para la sesión hasta levantar el quórum.

Desde el sector duro del gobierno objetan los manejos de Martín Menem en Diputados. No lo ven con firmes habilidades para controlar las votaciones y temen por otro traspié. Pero están los que rebaten esa idea. Los que defienden a Martín Menem son Guillermo Francos y el ministro Luis Caputo que saben que el esquema de mayorías que tiene el PJ le juega una mala pasada a Martín Menem. Para escudar y defender al presidente de la Cámara baja incluso hay poca tropa propia de LLA en Diputados. 

Deben recurrir a las espadas del PRO como Cristian Ritondo o Silvana Giúdici para sustentar una defensa ante los embates kirchneristas. «Bastante malabares hace», dijo un funcionario cercano a Francos al defender la labor del presidente de Diputados.

Para apaciguar tanto incendio en el horizonte inmediato desde el gobierno ya enviaron un gesto de distensión. El Ministerio de Economía envió a Diputados el avance del proyecto de ley de presupuesto 2026 que se concretará el 15 de septiembre como marca la ley.

Se trata de un gesto no menor después de tanto tiempo sin presupuesto. Lo interesante de todo esto es que en esa presentación que hizo el gobierno a la Cámara baja se proyecta un dólar para este fin de año en $ 1.229 (+20,4 % interanual) y el IPC con una variación interanual de 22,7% en diciembre de 2025, resultando en una disminución promedio del TCR bilateral con el dólar de -8,6% en el año. 

A la vez, el gobierno prevé para fin de año un superávit comercial de USD 4.913 millones en el año. El otro dato interesante es que mantiene los cuatro ejes centrales de la gestión Milei: equilibrio Fiscal Sostenido, acompañamiento social sin intermediaciones, equipamiento y modernización de seguridad y defensa y desregulación y transformación del Estado. 

Por último, el informe del gobierno de adelanto del presupuesto sostiene que en 2026 el FMI proyecta una suba del PIB mundial del 2,4% y allí adelanta que el PIB de Estados Unidos avanzaría 1,7%, el de Brasil 2,0%, el de China 4,0% y para la Argentina 5,5% en 2025.

Se trata de aires optimistas para un escenario que con tantos frentes abiertos no parece promisorio para el Presidente. Pero en la Casa Rosada el optimismo es otra de las reglas de oro que se deben mantener como aquella del déficit cero en las cuentas públicas.