En un claro guiño a los mercados, el Presidente eligió el escenario de la Bolsa de Comercio para anunciar el veto al aumento para jubilados que ayer el Senado convirtió en ley. De esta manera, envió una señal contundente sobre el tema que más le preocupa a los inversores, como es el mantenimiento a rajatabla del superávit fiscal. Ayer el dólar oficial se mantuvo estable en $1.280 y las acciones tuvieron una jornada floja en Wall Street, con caídas de 2% a 3% en promedio.
Javier Milei criticó duramente a senadores y gobernadores, indicando que “lo más importante es que todos sepan que están desesperados. Esto es un acto de desesperación porque saben que en octubre la libertad arrasa”. La lectura del Gobierno es que no hay un interés genuino por mejorar la situación de los jubilados, sino en realidad por poner en riesgo el equilibrio de las cuentas públicas.
El paquete legislativo aprobado por el Senado -tenía media sanción de Diputados- implica un aumento real del 7,2% para todos los haberes y pensiones, excluyendo los regímenes especiales, y eleva el bono de $70.000 a $110.000, con actualización automática por inflación.
La principal objeción oficialista radica en que este bono se convierte en un derecho permanente. Además, la restitución de la moratoria previsional por dos años permitirá el acceso al beneficio previsional a quienes no hayan completado los 30 años de aportes.