Categorías
Noticias Política

Toyota frena su producción hasta fin de mes y recorta salarios en Zárate

La automotriz Toyota paralizó desde este fin de semana su producción, en coincidencia con el receso invernal. Tanto la empresa como el gremio estiman que la planta de Zárate retomará la actividad el martes 29 del corriente. El cese productivo incide en el pago de salarios al personal. Todo dentro de un marco que se reitera en otros polos fabriles a consecuencia del esquema económico desde 2023.
En principio, el parate fabril estaba previsto solo por una semana, pero se extendió por un período más prolongado, según un comunicado interno difundido por el sitio Arodarpost. Más allá de los ajustes en la dotación de personal, la empresa justificó el freno en la “implementación de nuevas tecnologías y procesos de automatización orientados a mejorar la competitividad”.

Toyota avanzó con sistemas de robotización y planea intensificar esta dinámica. Para el rotulado como “período de no producción”, se establecerá un régimen especial para la liquidación de haberes, que afectará a aquellos trabajadores y trabajadoras que no sean convocados para tareas específicas o capacitaciones.
Incluso en los casos donde el personal no tenga días de vacaciones pendientes, percibirán el 79% del salario bruto por los días no trabajados, lo que impactará también en el presentismo del mes. Desde el gremio advierten que un operario tendría reducción de salario entre $500.000 y $700.000.

Lejos de aquellas jornadas en las que el “modelo Toyota” era destacado por la empresa, el sindicato y hasta funcionarios del gobierno de turno, como ejemplo de modernización con participación gremial, el presente impone otro semblante en la planta de Zárate. Como dato referencial en algún momento, vía asamblea, los trabajadores votaron a favor de cambiar el esquema de sus francos, en acuerdo con la automotriz japonesa, para “optimizar tiempos como también recursos materiales y humanos”.
A partir de los últimos años la expectativa por mejoras salariales derivó en incertidumbre. Según estimaciones gremiales, desde el inicio de la gestión de Javier Milei en Toyota ya se han perdido más de 700 puestos de trabajo, como publicó BAE Negocios.
La retracción del empleo se corresponde también con un debilitamiento sindical. “De los 70 delegados que tenía Smata, hoy quedan solo 7”, señalaron desde esa representación gremial al portal Infogremiales. Mientras tanto las cesantías se comunican con mecanismos que se repiten en otras industrias: avisos para no presentarse en planta, rechazo en los molinetes automáticos o la notificación directa del área de Recursos Humanos, minutos antes del cierre del turno, en una práctica que se volvió habitual y temida.

El parate de Toyota se inscribe en un contexto más amplio de retracción industrial y reformas impulsadas desde el gobierno. Mientras que ya desde la ley Bases y las recientes disposiciones de la Comisión Nacional de Valores (CNV) apuntan a desarmar el esquema de indemnizaciones por despido, en el sector automotor se consolidan prácticas que combinan automatización, flexibilización y pérdida de derechos laborales, asi lo vienen refrendando especialistas en leyes del Trabajo a este diario.
Incluso en el análisis de los delegados de Smata la “modernización productiva”, en la planta Toyota de Zárate se avanza sin acuerdos sectoriales y una disminución de la representación gremial. La industria automotriz no está fuera de los síntomas de un modelo que, alentado por el gobierno, promueve “eficiencia” tomando incluso como obstáculos los convenios colectivos que demandaron años consagrar, y si bien, de acuerdo a los expertos en derecho laboral ameritan de una “actualización normativa” en espíritu refrendan el trabajo digno.
Es el prisma al que apeló el ex ministro de Trabajo de la Provincia Oscar Cuartango a la hora de analizar, entre otros temas, la reforma laboral. “Es necesario actualizar la legislación y convenios colectivos sin menoscabo de los derechos de los trabajadores, con equilibrio y equidad. La modernización no debe ser sinónimo de desregulación sino de adaptación inteligente que preserve los derechos fundamentales”, rubricó el laboralista.