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El Gobierno reconoce que se frenó de la actividad económica

Las reservas para las vacaciones en los distintos puntos turísticos del país rondan del 30 al 60%. Las ventas minoristas que releva CAME cayeron en junio contra mayo y contra junio del año pasado. Los patentamientos de autos y motos también retrocedieron el mes pasado respecto del previo de acuerdo con la asociación de concesionarios ACARA. 

El Índice General de Actividad que releva el Estudio Ferreres cayó en marzo, recuperó en abril y volvió a caer en mayo siempre contra el periodo anterior. De hecho, el Estimador Mensual de Actividad Económica difundido este lunes para mayo también dio retracción de 0,1% frente a abril. Además, la morosidad crece en las familias según el Banco Central y hay empresas de distintos rubros con problemas en la cadena de pagos. 

Las señales de al menos una ralentización tras el rebote se multiplican. En ese contexto, se empezó a mover el dólar la semana pasada y el Gobierno debió subir fuerte las tasas de interés para intentar que los pesos no terminen de alimentar la demanda de divisas. ¿Cuál puede ser entonces el efecto de esa decisión en este contexto?

En el equipo económico asoma como un tema incómodo, pero la enumeración de datos que reflejan al menos una desaceleración de la actividad finalmente se asume como una realidad que se espera sea «pasajera» producto de algunas situaciones puntuales y se desestima que sea un cambio de tendencia tras la recuperación del segundo semestre de 2024. 

La necesidad del Tesoro la semana pasada de convalidar tasas de interés de hasta el 48% en las colocaciones de deuda fuera de calendario que se realizaron para absorber pesos y recobrar el «equilibrio monetario» tras la eliminación de las Letras Fiscales de Liquidez (Lefi). dejó una pregunta latente sobre las consecuencias en la economía real de una señal de ese tipo.

¿Quién va a financiar un proyecto de inversión si un banco puede volver a conseguir rendimientos como esos con el Estado? ¿Qué negocio puede ser tan rentable como para funcionar con ese costo del crédito? La posibilidad de un cambio de lógica de ese tipo se discutió en dos bancos internacionales el viernes último.

El presidente del Banco Central, Santiago Bausili, y el viceministro de Economía, José Luis Daza, no hicieron referencia a ese aspecto cuando el jueves fueron a explicar la estrategia oficial en una transmisión en el canal de streaming «Carajo»

Consultada respecto de si el «tasazo» podría -en este contexto- contribuir a profundizar un parate económico, una alta fuente del equipo económico admitió: «Nada es inocuo en la macro, pero la clave será el tiempo que dure este efecto».

«Si la estructura de la economía es tal que permita que los desequilibrios temporarios se reabsorban en poco tiempo, el efecto negativo de ese desequilibrio es más acotado«, explicó, sin dejar de asumir la existencia de un «efecto negativo». Es decir, la perspectiva optimista es que pasado el temblor que produjo el desarme de las LEFI, ceda la presión sobre el dólar y las tasas puedan empezar a bajar. De lo contrario, habrá sufrimiento. «A tasas más altas, menos crédito y más morosidad», admite la misma fuente.

¿Y si esto no ocurre dado que empieza a caer la oferta de dólares de la cosecha tras la suba de retenciones y entonces el tipo de cambio se reacomoda más arriba? ¿Debería el Tesoro volver a subir las tasas para refinanciar los vencimientos? ¿Hasta dónde?

«Todo puede pasar, la pregunta es cuánto dura y el por qué. Nosotros vamos a estar mirando que no sobren pesos. Que no haya un exceso ya sea porque aumenta la oferta o baje la demanda». El escenario está abierto.

Con el riesgo país arriba de los 750 puntos básicos, además, cualquier plan de inversión ya suena complicado salvo en los sectores ultra estimulados en minería y petróleo de la mano del sistema RIGI.

De hecho, el propio presidente Javier Milei apeló el viernes en el Jockey Club al «coraje» de las élites para que se atrevan a invertir en este momento, en un contexto donde empezaron a aparecer como requisitos del sector privado para inyectar capital un triunfo del oficialismo en octubre y una reforma laboral además de la baja del costo financiero.

Por otro lado, el jefe de Estado sorprendió incluso a propios la semana pasada al retuitear con un «llora mandrilandia» un supuesto aumento de los sueldos en mayo basado en la medición de que hace el RIPTE, un indicador oficial asociado a la recaudación impositiva de la seguridad social que el propio Gobierno desaconsejaba usar el año pasado para contar cómo estaban los ingresos.

Al mismo tiempo del posteo presidencial, la medición del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) era contundente: entre enero y mayo los sueldos cayeron 2,5% en términos reales.

Se trata de un indicador que refleja el salario efectivamente cobrado por los empleados privados registrados que incluye a su vez la cantidad de horas trabajadas. Si cae es porque los sueldos se ajustaron menos que los precios y porque hubo menos tiempo de producción porque la economía se enfrió.

De hecho, es el indicador que tomaba el ministro de Economía, Luis Caputo, cuando alardeaba del incremento de los sueldos en plena recuperación en 2024. ¿Por qué ahora celebra la Casa Rosada un dato irreal?

Lo que sí responden en el equipo económico cuando se les plantea el dato es, otra vez, que es una caída puntual. «Lo que refleja el SIPA es un impacto transitorio producto del salto de la inflación en marzo», indican. Le restan importancia incluso a que la política oficial ha sido anclar paritarias en aumentos del 1% mensual. «Fue solo el efecto de marzo», insisten.

El cruce de las tasas más altas con los salarios en una encrucijada tiene un correlato cuando se desagrega el uso de la tarjeta de crédito en un banco de primera línea. En junio trepó 135% interanual lo que se pagó en supermercados, contra una inflación en 12 meses del 40%.

De hecho, en otra entidad internacional agregaron que incorporaron un alerta de riesgo financiero no habitual: empiezan a seguir de cerca al cliente que divide en varios pagos la compra de comida.