En Argentina, el debate sobre los salarios legislativos volvió a instalarse en la agenda pública a partir de las reformas impulsadas por el gobierno libertario y la discusión sobre el gasto del Estado.
Actualmente, los ingresos de los diputados y senadores nacionales presentan diferencias significativas no solo con otros países de la región, sino también dentro del propio Congreso.
Los senadores argentinos perciben dietas que varían según la decisión individual tomada tras el decreto 344/25, que habilitó a desacoplar sus aumentos salariales de los otorgados al resto del personal legislativo.
Así, quienes aceptaron el incremento reciben 7.999 dólares mensuales brutos, mientras que los que lo rechazaron mantienen ingresos de 6.621 dólares. En la Cámara de Diputados, en cambio, el salario promedio es de 4.787 dólares, lo que refleja una brecha interna considerable.
Este esquema de remuneraciones contrasta con el discurso oficial de austeridad y con las críticas recurrentes al gasto político. La particularidad argentina es que, pese a tener una economía en crisis y un poder adquisitivo deteriorado para la mayoría de la población, los legisladores se ubican en un nivel medio-alto dentro del ranking regional.
En términos comparativos, los diputados nacionales están por debajo de sus pares de países con PBI similares, pero los senadores que aceptaron los aumentos alcanzan cifras cercanas a las de los congresistas mejor pagos de América Latina.
A nivel regional, Colombia lidera el ranking con 11.884 dólares mensuales, seguida por México, donde los senadores perciben 9.666 dólares (y los diputados, 5.760), y Uruguay, cuyos legisladores cobran 9.489 dólares. Luego se ubican Brasil (8.431 USD), Perú (8.239 USD) y Guatemala (7.986 USD). En una franja intermedia aparecen Chile (7.900 USD) y Costa Rica (7.760 USD), ambos por encima de los senadores argentinos, aunque por encima de los diputados.
Más abajo, República Dominicana registra salarios de 5.393 dólares, Panamá de 5.000, Ecuador de 4.759, Paraguay de 4.755 y Honduras de 4.601. En la base del listado, Bolivia exhibe las remuneraciones más bajas, con apenas 3.379 dólares mensuales para senadores y diputados.
La metodología utilizada por Directorio Legislativo incluyó la recopilación de datos de sitios oficiales de los congresos, portales de datos abiertos, nóminas de personal y fuentes periodísticas. Las cifras corresponden a salarios brutos promedios para 2025, con todos sus componentes incluidos. En los países con moneda distinta al dólar, se realizó la conversión al tipo de cambio oficial vigente al 26 de junio de 2025, según Google Finance.
El relevamiento también expone un problema recurrente: el acceso limitado y poco claro a la información sobre los ingresos legislativos. En muchos casos, no existe una publicación regular y detallada de las dietas, lo que dificulta la comparación y el control social.
En junio de 2025, el Senado enfrentó una fuerte controversia por el aumento de las dietas legislativas. El conflicto surgió tras la aplicación del decreto 344/25, que permitió a los senadores desvincular sus incrementos salariales de los otorgados al personal legislativo.
Mientras un grupo aceptó el ajuste y pasó a percibir cerca de 8.000 dólares mensuales, otro decidió rechazarlo, manteniendo ingresos de unos 6.600 dólares. La medida generó un debate público sobre privilegios y transparencia, en medio de un contexto económico marcado por recortes en otras áreas del Estado y demandas de austeridad.
La discusión dividió incluso a los bloques políticos: algunos defendieron la actualización argumentando que las dietas habían quedado rezagadas frente a la inflación, mientras que otros cuestionaron la decisión por considerarla inoportuna y desconectada de la realidad social.