Nuevamente los transeúntes y automovilistas que circulan por calle 25 de Mayo al 200 de la capital tucumana tuvieron que soportar los líquidos cloacales en la calzada.
Esto ocurre permanentemente con cierta frecuencia. Los líquidos cloacales fluyendo por esa arteria generan un olor insoportable. El problema es más que el olor. Los vehículos cuando circulan con las ruedas generan un efecto spray que con el viento se disemina por toda la zona obligando a los transeúntes a absorberlos. O sea, hay un riesgo real para la salud.

No es un tema menor que los vehículos se ensucian con ese líquido pestilente. Esto significa que si alguien sacó su auto del lavadero y pasa por ahí termina con el auto impregnado y salpicado. Perdió la inversión en lavarlo y debe volverlo a llevar.

Esto ocurre por la falta de inversión adecuada en la construcción, mantenimiento y expansión de la red cloacal. También puede ocurrir por falta de mantenimiento de la red. Todo esto se ve agravado cuando al frente de la SAT se nombra a un abogado, que estudio leyes, algo que no tiene ningún punto de contacto con el tema que debe dominar para estar al frente de un organismo tan específico. Es como nombrar a un ingeniero o sanitarista al frente del departamento jurídico.
Caponio es un recaudador, tal vez ese sea el motivo por el cual está al frente de la SAT. Las consecuencias las paga la sociedad recibiendo un pésimo servicio o tolerando que se le afecte la salud. Dónde quedan los derechos humanos?

Reiteramos lo que ya expusimos en ocasiones similares a esta los líquidos cloacales pueden contener bacterias (como E. coli, Salmonella, Vibrio cholerae), virus (como Rotavirus, Hepatitis A) y otros patógenos que causan enfermedades entéricas y pulmonares, pero nada de eso parece preocuparle a Marcelo «cloaca».