El tucumano Pablo Walter entró en un tobogán político. Luego de haberse inflado los bolsillos con cargos públicos en CABA, ahora la suerte le está siendo adversa. Mauricio Macri lo separó del cargo que tenía en la estructura orgánica del PRO por no concurrir a las reuniones y mostrar cierto desprecio por el partido que le dio la oportunidad de prosperar sin dar a cambio nada importante.
La resolución partidaria dispone «separar del cargo a los Sres. Damián Arabia y Pablo Walter por inasistencia a las reuniones del Consejo, contrariando la Carta Orgánica Nacional».
Walter había recibido otro revés cuando la hermana del presidente Karina Milei haciendo uso del «derecho a la purga política» rechazó que el tucumano forme parte de la lista de candidatos a diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires.
El único apoyo que tiene en el gobierno es Patricia Bullrich y nada más. Políticamente es irrelevante, como lo fue siempre, aunque así y todo logro ocupar cargos donde había jugosas cajas y laxos controles. Algo de lo que disfrutó y supo sacarle el jugo.
Ahora, según la resolución que firmó el propio Macri, el Secretario General del partido, Facundo Pérez Carletti, deberá notificarlo y disponer su reemplazo.
Además, se instruye girar los antecedentes al Tribunal de Disciplina y comunicar la decisión al Consejo Directivo en su próxima reunión.
Su decisión de instalarse en Buenos Aires, después de haber ocupado cargos electivos en la provincia de Tucumán, le trajo sinsabores. En lo económico le fue muy bien, pero en el plano sentimental recibió un fuerte golpe cuando su mujer y madre de su única hija lo dejó por otro miembro del PRO, muy cercano a Macri.
