Es interesante detenerse en la medida que impulsó el Ministerio de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires en marzo pasado dando visibilidad y concientizando sobre quienes ejercen una vergonzosa forma de violencia económica. Los controles de ingreso en estadios deportivos y recitales masivos para detectar a deudores alimentarios morosos sacan a la luz situaciones que de otra forma permanecerían ocultas. Es inadmisible que quien no accede a alimentar a su hijo priorice livianamente actividades recreativas.
El Registro de Deudores Alimentarios Morosos (RDAM), conformado con información en tiempo real de 13 distritos, incluye a 12.000 personas, de las cuales 2546 son del Gran Buenos Aires y unas 3000 son causas que corresponden a juzgados porteños. Los datos oficiales hablan de que 7 de cada 10 progenitores incumplen el pago de la cuota alimentaria.
Que un deudor ingrese al registro presupone que el demandante ha transitado ya un largo camino: un juicio por alimentos, la demostración de solvencia económica, la fijación de alimentos provisorios primero y definitivos después. El incumplimiento recién habilita el ingreso al RDAM, por lo cual debería haber una instancia previa para acelerar las medidas y no dejar afuera a un gran número de personas -mayoritariamente mujeres- que tardarán en acceder. Actualmente, con una sola cuota impaga ya es suficiente.
Según el informe Unicef 2024, el 56% de las madres de hogares monoparentales directamente no recibe la cuota alimentaria, con un porcentaje que trepa al 68% si se considera la irregularidad de los pagos. Entre las primeras se afirma que en un 60% el progenitor tampoco aporta. Para aquellas que sí reciben alguno, declararon que este no alcanza para cubrir otras necesidades básicas de los hijos en común.
No pasar alimentos está tipificado como “violencia económica”. El derecho alimentario es básico para el desarrollo de niños y adolescentes. Proteger los derechos de la infancia es prioritario y nadie puede violentarlos sin incurrir en una grave falta. La aplicación de restricciones busca acompañar a la Justicia en la resolución de un grave problema de difícil resolución.