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Las inversiones no despegan

El servicio de agua y cloacas que brinda la empresa Agua y Saneamientos (Aysa) está entre las cinco mayores concesiones del mundo si se calcula que atiende a unos 15 millones de clientes. Sin embargo, su proceso de privatización en marcha por ahora no logra atraer a posibles inversores internacionales, de acuerdo con fuentes al tanto de las negociaciones.

  • ¿A qué se debe?, se preguntó.
  • Al riesgo argentino, mirá lo que fue sólo la última semana.

La charla se produce mientras las noticias reflejan el impactante apoyo público del secretario del Tesoro de los Estados Unidos a la Argentina. A través de un hilo de cuatro tuits, Scott Bessent básicamente dejó claro que está dispuesto a hacer todo lo que esté a su alcance para apoyar la administración del presidente Javier Milei. Lo hizo horas antes de la reunión que mantendrán el jefe de Estado argentino con su par estadounidense Donald J. Trump.

Al margen del rebote de los activos financieros argentinos y de la consecuente baja del riesgo país, la aparición de la Casa Blanca como virtual prestamista de última instancia de nuestro país pareciera no lograr de forma inmediata acelerar procesos de inversión que están a la espera tanto de la consolidación del programa económico -con la definición del esquema cambiario post octubre en primer lugar- como de la definición del horizonte político.

Por eso se entiende que a pesar de que se trata de una empresa que factura unos US$1000 millones al año y con un presupuesto equilibrado, Aysa aún no concite el interés de grandes grupos del exterior. Se trata de un sector que en el mundo operan pocos holdings del sector privado y varios de ellos ya tuvieron experiencias fallidas en el país, lo que además le suma dificultades al desembarco de interesados desde el exterior.

El propio Milei describió el problema también este fin de semana en lo relacionado a la posibilidad de concesionar rutas nacionales a manos privadas. Cuando una periodista de La Voz del Interior le consultó por la reparación de la ruta 19 en Córdoba, respondió que el gobierno nacional no estaba pudiendo avanzar en las licitaciones porque el riesgo país se había disparado, según el jefe de Estado, por culpa de la oposición que «torpedea» el programa económico.

«Queremos ver los detalles, pero sólo un anuncio así no cambia las condiciones, hay que ver dónde se estabiliza el costo argentino y cuánto dura, porque ya vimos lo que pasó con el desembolso del Fondo Monetario Internacional en abril; insisto, hay que ver detalles y qué medidas toma el Gobierno una vez que pase la euforia», indica un empresario de la construcción que vio pasar varios momentos como este.

En el rubro energético, por otro lado, la noticia causó un impacto más auspicioso al menos en lo inmediato. Con YPF intentando cerrar contratos para vender petróleo y gas al mundo en los próximos años, conseguir algo de estabilidad aunque sea transitoria hasta las elecciones resulta una buena noticia.

«Si a las dudas políticas posteriores al 7 de septiembre le sumabas una devaluación sin poder ajustar en surtidores entrabas en un loop de desconfianza que te deterioraba el balance«, subraya un petrolero sobre la firma de mayoría estatal. 

Remarca que mientras todo esto pasa se están terminando gigantescas obras de tanques para almacenar crudo cerca de Bahía Blanca cuando esté terminado el oleoducto Vaca Muerta Sur, todo un proyecto que cuanto menos ruido haya más seguro está de terminarse y, se supone, de empezar a generar dólares genuinos para evitar nuevos socorros del exterior. Se trata de uno de los pocos proyectos que caminan bajo el Régimen de Incentivos de las Grandes Inversiones, el Rigi, donde múltiples multinacionales se acogieron a posibles beneficios pero aún no hunden fondos también a la espera de definiciones.

La turbulencia financiera que amainó por estas horas con el respaldo estadounidense pero se mantiene con el riesgo país arriba de los 1000 puntos también genera complicaciones en la búsqueda de socios privados en otras áreas, como es el caso de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima, la compañía estatal que maneja las centrales nucleares del país.

Como en otros rubros, en este contexto se vuelve muy complicado valuar una compañía donde impacta tanto el potencial de negocios de cada una de las unidades de negocios con el llamado «riesgo político» detrás de un posible cambio de rumbo del país, siempre según la mirada de los inversores extranjeros. 

Sin embargo, otras voces indican que al mismo tiempo el acercamiento inédito entre la Casa Blanca y la Casa Rosada podría abrir paso a potenciales socios estadounidenses para algunos proyectos ligados a la energía nuclear, en lo que abriría llegado el caso otro tipo de posibilidades en el mediano plazo. Un dato: la primera privatización de la era Milei fue el traspaso de la metalúrgica IMPSA al fondo ARC Energy, del empresario venezolano Jason Arceneaux, aportante de la campaña de Trump.

Como sea, de acuerdo con un importante consultor de la City, el proceso de salida de empresas de la Argentina y la demora en llegar de nuevas de inversiones que se prometen desde el Poder Ejecutivo, también se explica por factores más profundos y no responde únicamente a cuestiones de la coyuntura. 

Bajo pedido de anonimato debido a lo sensible del tema para sus clientes, el eventual respaldo de EEUU a la Argentina por ahora no hace más que confirmar la vigencia de un «empresariado atado al péndulo argentino» que no responde a señales como el auxilio estadounidense.

«Nos acostumbramos a operar aprovechando desarbitrajes y periodos largos de tasa de interés negativa y brecha cambiaria con la economía cerrada y tarifas subsidiadas. Los extranjeros que operan con compliance se van y las empresas las compran empresarios locales que pueden aprovechar al máximo las oportunidades que da el péndulo», resume en un concepto que tal vez amerite cerrar la nota por lo profundidad de lo que expresa.