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Argentina volátil por las elecciones

El mercado parece estar «tachando los días» hasta el 26 de octubre, mientras que la economía argentina atraviesa un momento de alta volatilidad y necesidad de definiciones. Si bien se trata de elecciones intermedias, la coyuntura convirtió esta fecha en un momento clave para la determinación de las expectativas del mercado.

En este contexto, la incertidumbre política y económica continúa alimentando la volatilidad. Por un lado, si bien las negociaciones con Estados Unidos generaron optimismo, lo cierto es que los inversores parecen pedir definiciones que respalden el reciente entusiasmo del mercado, dada la falta de claridad respecto a cuándo, cuánto y cómo se materializará el apoyo financiero, y las crecientes inquietudes sobre la predisposición de EEUU a desembolsar «pase lo que pase».

Por otro lado, el escenario político interno suma complejidad. El Congreso sigue teniendo en agenda debates clave, lo que se suma a los recientes roces entre el Poder Ejecutivo y el Congreso, con el rechazo de ciertos vetos presidenciales. Este clima de confrontación política aumenta la incertidumbre de cara a las elecciones, y los cuestionamientos respecto de la capacidad del Gobierno para avanzar en su agenda de reformas (algo clave para la reactivación y mejora de la competitividad de la economía argentina).

Mientras tanto, luego de la liquidación de los dólares del agro por la baja temporal de las retenciones a 0%, período en el que el Tesoro acumuló casi USD 2.300 millones, el mercado cambiario se empieza a tensionar y aumenta la búsqueda de cobertura por parte de los inversores. Al Tesoro parecería quedarle limitada capacidad de intervención en el MULC, ya que en los últimos días ha perdido más de USD 1.700 millones para mantener el tipo de cambio en torno a 1430. De esta manera, en pocas ruedas es de esperar que sea el BCRA, que tiene reservas netas en torno a USD 5.000 millones y liquidas en torno a USD 20.000 millones, el que comience a operar para contener las bandas cambiarias, cuyo nivel superior arrancará la semana previa a la elección en torno a 1.490. A pesar de la mayor tensión cambiaria mencionada, este aumento se ve mitigado por las expectativas generadas por el posible acuerdo con el Tesoro norteamericano mencionado anteriormente (aún sin definiciones).

En el ámbito de la política monetaria, la misma ha sido muy cambiante en los últimos meses. El Central pasó de control de tasas a control de agregados, y viceversa tras un período de elevada volatilidad post salida de LEFIs. Si bien en el último período concierto control de tasas los niveles se han mantenido relativamente estables y por debajo de los alcanzados en los meses previos, hace algunas ruedas que estamos viendo un aumento tanto en los niveles como en la volatilidad de las mismas. 

Es difícil prever que sucederá en las próximas semanas, dado que no hubo una comunicación clara respecto del esquema monetario, por lo que no podemos descartar que volvamos a experimentar subas y volatilidad. Creemos que esto se debe en parte a tensiones en el mercado de pesos, que combina la falta de liquidez, la mayor búsqueda de cobertura cambiaria, y la necesidad de mantener atractivas las curvas en moneda local. Como referencia, los bonos ajustados por CER ofrecen tasas reales positivas en torno a 27-34% para 2026 y 19-23% TNA para 2027, mientras que la curva de tasa fija ofrece TNAs por encima de 65% TNA para los plazos más largos, lo que refleja elevada incertidumbre y creciente desconfianza por parte del mercado.

En tan solo 3 semanas el riesgo país paso de 1500, a 900 (post anuncio de apoyo por parte del Tesoro americano), subió de nuevo a casi 1300, para ubicarse en torno a 1.100 puntos en los últimos días. El escenario actual de alta volatilidad obliga a los inversores a adoptar una estrategia conservadora, priorizando liquidez y horizontes cortos e instrumentos que ofrezcan cobertura.

Sin embargo, para que se logre romper el ciclo es esencial un cambio más profundo, tanto por parte de las autoridades como por parte de la sociedad y de los agentes de mercado. Es fundamental dejar de lado la visión cortoplacista para poder comenzar a planificar a mediano-largo plazo. Es por esto que el desafío pasado el 26 de octubre no será anticipar el resultado de las negociaciones externas o las disputas políticas, sino evaluar la capacidad del sistema en su conjunto de generar reglas de juego claras que devuelvan la previsibilidad al mercado.