El Gobierno va a las elecciones con tres escenarios en mente que dictarán las novedades en la política económica. El esquema cambiario, la actividad, el ajuste y las reformas son las incógnitas del día después.
El Gobierno enfrenta tres escenarios, según Poliarquía: un triunfo nacional del 36%, 4 puntos por encima de Fuerza Patria es el escenario base; el escenario optimista da un triunfo a La Libertad Avanza de 39%, 8 puntos encima de la oposición; mientras que el escenario pesimista le da al oficialismo un 32%, por debajo del 34% de Fuerza Patria.
El dólar fue el centro del dilema en la semana. El equipo económico confía en que el dólar actual está alto y que el lunes reflejará una baja. El ministro de Economía, Luis Caputo, lo ratificó y dijo que «el tipo de cambio a $1500 está holgadamente arriba» y que es «un tipo de cambio más bien alto».
Además, aseguró la permanencia del esquema de flotación cambiaria entre bandas, luego de que el dólar mayorista presionara la máxima cotización permitida antes de la intervención del Banco Central.
Una devaluación el lunes siguiente a las elecciones es la opción menos conveniente. Según detalló Martín Kalos, director de Epyca Consultores, la semana siguiente a la elección el Gobierno enfrentará vencimientos de contratos de dólar futuro y de bonos dólar linked por el equivalente a u$s 5000 millones: «Si devalúa antes del 31 de octubre, puede llegar a perder muchísima plata».
Si se tocará el esquema cambiario o el precio del dólar, consideró Kalos, será en noviembre y dependerá del acuerdo que exista con el Tesoro de los Estados Unidos. Esto es, si seguirá interviniendo para sostener el dólar una vez pasadas las elecciones. El nivel de la modificación también dependerá de eso, ya que las expectativas de salto devaluatorio podrían no ser contenidas por un aumento progresivo.
Desde Wells Fargo explicaron que esperan una mayor depreciación del peso y que las intervenciones del Tesoro estadounidense no son una política cambiaria sostenible para Argentina. Una de las alternativas que barajan es que el dólar flote con intervenciones esporádicas.
El dólar no es el único factor. El Gobierno aspira a aprobar reformas mientras la actividad espera su momento de reactivarse. Caputo espera que la volatilidad se calme pasadas las elecciones, y que esto permita que se recorte la tasa de interés, que golpeó en la economía. La actividad acumula hasta agosto un baja de 0,6% contra diciembre según calculó LCG en base a datos de INDEC, y estiman que 2025 terminará con un crecimiento de 3,8%.
Para Kalos, debería haber avances en la normalización de las tasas a través de la baja de los encajes bancarios a los niveles previos a la suba que los llevó al 50%.
Desde el empresariado ven difícil un triunfo contundente del oficialismo, pero no existe consenso. Desde JP Morgan esperan que el desempeño del oficialismo sea mejor que el de septiembre, cuando tuvo una derrota en la provincia de Buenos Aires por 14 puntos. Si el resultado es mejor a este, desde el banco que tiene esta semana a su CEO global, Jamie Dimon, en el país, esperan que el mercado tenga un impulso al alza.
Para el sector financiero esperan que las perspectivas de recuperación y crecimiento estén atadas al resultado electoral «y las políticas macroeconómicas posteriores que de lo desafiante que será el tercer trimestre de 2025».
Desde 1816 analizaron que un escenario base sin resultados extremos le permitirá al oficialismo tener un tercio de la Cámara de Diputados, incluyendo al PRO, que le dejará sostener los vetos, pero descartan que el oficialismo tenga mayoría en las Cámaras.
Esto forzará al Gobierno a negociar con bloques de centro, como el de los gobernadores, para aprobar las reformas laboral e impositiva. En este caso es posible que se negocie un mayor nivel de inversión en infraestructura o la flexibilización de las transferencias a provincias, ambas partidas que se vieron enormemente deprimidas durante la primera mitad del mandato libertario.
«El mercado espera señales de mayor cooperación parlamentaria como condición para reducir la incertidumbre«, coinciden desde Criteria. Una derrota similar a la de septiembre plantea otros desafíos para los empresarios y relega la preocupación por el tipo de cambio, porque el foco será la gobernabilidad.
