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Preocupa. Derrumbe récord de la vacunación en los chicos que ingresan a primer grado

Menos de la mitad de los chicos recibió en 2024 las vacunas del ingreso escolar, los pinchazos que algunos llaman “vacunas de los 5” y, otros, “de los 6”, y que deberían aplicarse en algún momento entre sala de 5 y primer grado. De acuerdo a datos oficiales del Ministerio de Salud, la cobertura de ese combo de dosis imprescindibles cayó, ese año, entre 6 y 12 puntos porcentuales, en comparación al año anterior.

Las cifras son récord. Jamás en los últimos 15 años había habido tal derrumbe en este registro. Para completar el escenario de lo que pasa con la inmunización obligatoria, además bajaron 10 puntos porcentuales todas las vacunas que se deberían aplicar a los 11 años.

De estas últimas, sin contar la triple bacteriana acelular y la antimeningocóccica (ambas, en baja), sobresale que apenas la mitad de las chicas y varones preadolescentes hayan recibido en 2024 la dosis única que los debería proteger de futuros contagios -por vía sexual- del virus de papiloma humano (VPH o HPV, en inglés), una infección severa, que puede derivar en lesiones precancerosas y cancerosas.

Estos datos están en los reportes oficiales. Sobresalen en medio de comunicaciones oficiales que consignan otra parte del paisaje de la vacunación en el país. De hecho, hace poco el Ministerio de Salud informó con optimismo que habían mejorado las coberturas de inmunización, algo que es cierto para los llamados “primeros mil días” de vida.

Sin embargo, el panorama de los refuerzos (gratuitos por ley) que se deberían administrar en el ingreso a la Primaria parece desolador. Apenas algo más que 4 de cada 10 chicos fueron llevados por sus padres al vacunatorio, cuando los organismos de salud de referencia internacional y regional (OMS y OPS) recomiendan que las tasas no bajen más allá del 85% a 90%

En un recorrido por los informes oficiales históricos, se puede verificar que, por ejemplo, en la década 2009-2019, el refuerzo del ingreso escolar de la vacuna que combate la «polio» nunca había bajado más allá del 84%. Es una enfermedad que puede dejar parálisis irreversible en un niño. Sin embargo, en 2024 tocó su piso: 47,6% de los nenes de 5 recibieron el refuerzo correspondiente.

Clarín le pidió a Ricardo Rüttimann que explique si la polio podría ser un problema, hoy. Es decir, ¿cuál es el riesgo asociado (real) de no recibir esta vacuna? El médico es director de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos (FUNCEI) y miembor del Grupo Asesor Estratégico (GAE) en Enfermedades Prevenibles por Vacunación de la OPS.

“Respecto de la antipoliomielítica, cumplir con el calendario nacional de inmunizaciones es absolutamente clave porque es así como se controlan enfermedades que antes generaban grandes epidemias. Y es el caso de polio, que como el sarampión, está erradicada en el país. Pero si no se cumplen los esquemas, indefectiblemente van a volver a entrar porque no son enfermedades erradicadas del mundo», explicó.

Dio un ejemplo claro del tamaño del riesgo: «Ahora, por ejemplo, la Selección Nacional está yendo a Angola. Es un país en el que hay poliomielitis. Si algún jugador no tiene los refuerzos aplicados, corre riesgo de contagiarse. Esta es una realidad”.

Otra dosis importante de los 5-6 años es la triple viral. La tiene sólo el 46,7% de los chicos que se tendrían que haber vacunado el año pasado, aun cuando desde 2009 venía ostentando porcentajes cercanos al 90%. Esta dosis (que para funcionar requiere varios refuerzos) protege contra las paperas, la rubéola y -clave en este momento-, el sarampión, infección que tiene en vilo a varios países, a la propia OPS y que este año tuvo cortando clavos a las autoridades de salud locales, por varios brotes registrados.

Rüttimann recordó que la razón para vacunarse es doble, en este caso. Por un lado, “el refuerzo de los 5 da protección de por vida” a la persona. Por otro, si un chico porta de estos virus, puede oficiar se vehículo transmisor (vector) y contagiar a bebés, por ejemplo, entre otros grupos vulnerables.

Lo último es el motivo principal que justifica aplicar la vacuna contra la varicela, cuya meta es hacer “barrera colectiva” para proteger a adultos mayores y embarazadas (de modo de evitar el riesgo de infección intrauterina). En 2024, sólo el 45,8% de los chicos recibió esta dosis. El año anterior había sido el 52,33%.

La triple bacteriana celular es “importantísima”, siguió el médico, en este repaso de las vacunas de los 5-6 años. El objetivo, evitar la “transmisión de tos convulsa, que después por ejemplo termina en el hermanito de tres meses, no del todo protegido todavía».

Además de la tos convulsa (también llamada coqueluche o tos ferina), esta dosis protege contra la difteria y el tétanos. En la década 2009-2019, la cobertura de estas inyecciones fue bajando, pero nunca muy lejos del 90%. En 2020, sin embargo, arrancó una caída dramática que dejó a la triple bacteriana en 72% y, el año pasado, en 46,4%.

Yendo al pequeño esquema inmunización que deberían cumplir las familias con chicos preadolescentes, vale compartir que las mediciones de la triple bacteriana acelular (se da a los 11 y refuerza a la persona contra las bacterias de la misma vacuna en su versión “celular”) arrancaron en 2010.

Primero, con una cobertura del 55%, en unos años escaló al ochenta y pico. Pero en la pandemia, otra vez el desplome. Según el último boletín, esta vacuna la recibieron el 54% de los preadolescentes.

En cuanto a la que protege del VPH, luego de una revisión de la duración de la inmunidad de esta vacuna, hace un año se administra sólo una dosis en lugar de dos. Pero si uno compara la cobertura que tuvo en 2023 la dosis 1 contra la dosis única de 2024, el año pasado se vacunó el 55,5% de las nenas (11 puntos porcentuales menos que el año anterior) y el 50,9% de los varones. En 2023 la habían recibido el 60,9%.

Pero a Rüttimann le preocupa especialmente la caída de las dosis contra el meningococo, ya que “los chicos de 11 la reciben casi exclusivamente para proteger a los a los más chiquitos. Es más: es un aspecto tan fundamental, que se está considerando sólo vacunar a esa edad, dado que ellos son el gran vector”.

Aunque es una enfermedad cuya tasa de mortalidad para menores de 2 años llega al 50%, la falta de concientización es tal, que el año pasado sólo la recibió el 51,9% de la población objetivo. El año anterior había sido el 61,11%.

El médico enfatizó que, más allá de los cuestionamientos que pueda tener la gente a la importancia que tienen las vacunas, el gran tema hoy es con los pediatras: «La comunidad médica está teniendo dudas y eso hace proliferar el problema, si la madre pregunta y el pediatra duda”. Sin embargo, “desde el punto de vista de salud pública, hay aspectos en los que no se puede dudar”.

Esto es, que “las vacunas son hiperseguras y efectivas y que muchas de las que jamás generaron ningún problema, ahora se ponen en duda, aun cuando han erradicado enfermedades terribles”.

Los números vertidos hasta acá parecen contradecir lo que en los días previos a las elecciones legislativas (15 de octubre) difundió el Ministerio de Salud. Entonces informó que las coberturas habían registrado “mejoras de hasta 15 puntos en 2024”, algo que -como se dijo- es correcto para las dosis del primer año de vida, pero que no cuadra con las cifras comentadas hasta acá, aun cuando la cartera que maneja Mario Lugones habló también de “mejoras en las coberturas de los grupos de 5 y 11 años que pasaron de un 52% y un 67% en 2023 a valores de entre 70% y 76% en 2024”.

Hay una explicación para esta diferencia, y es que se estableció un correlato de objetos distintos (lo que en la calle se diría, «compararon peras con manzanas»). Puntualmente, el conteo de dosis aplicadas contempló lapsos diversos. Dejando de lado la forma como se difundió la información, si uno sigue leyendo el propio Gobierno reconoce el cambio de metodología.

Lo explicaron en el mismo comunicado, cuando aclaran que la “evolución” positiva entre un año y el siguiente “se debe a la incorporación del nuevo indicador de ‘cobertura ampliada por cohorte‘, en agosto de 2024, que permitió unificar criterios en todas las jurisdicciones y medir de forma más precisa el alcance real de la vacunación en los niños que cumplen 5 y 11 años (cohortes 2019 y 2013) durante el año 2024 y lo transcurrido del 2025”.

O sea que, si bien los informes anuales de cobertura de vacunas informan la llamada “cobertura oportuna”, que toma en cuenta los 12 meses de un año equis, el último boletín sumó una segunda columna, con lo que llaman “cobertura ampliada”. Y así, en lugar de considerar las dosis dadas en el año calendario, amplían la cuenta ocho meses más.

“Se ha decidido avanzar en el análisis acumulado de dosis aplicadas por cohorte, es decir cómo se vacuna una misma cohorte en el año en análisis (en este caso 2024) y durante un período de tiempo posterior (en este caso de enero a agosto de 2025)”, aclara el propio reporte del Ministerio de Salud.