Durante 2024, en la Argentina fallecieron 4027 personas como consecuencia de accidentes de tránsito, según informó la Secretaría de Transporte de la Nación en su último reporte.
Si bien las cifras muestran una leve caída en relación a períodos anteriores, entidades internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) remarcan que los siniestros viales siguen siendo uno de los principales causales de fallecimientos en todo el mundo.
Para entender este fenómeno, hay que comprender que cada accidente es multicausal. Según explica el ingeniero civil y planificador urbano Juan del Valle, en cada siniestro confluyen diversos factores que pueden derivar en la herida o el fallecimiento de una persona. El experto mencionó que pese a ello, uno de los principales causales de accidentes de tránsito es el exceso de velocidad.
Un informe del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires analizó más de 100 casos con víctimas fatales entre 2016 y 2018 y determinó que en el 57% de los hechos se registró un exceso de velocidad en la vía. A ese dato se suman otros factores relevantes, como la violación de la luz del semáforo, en un 35%.
Son distintas las medidas llevadas a cabo en todo el mundo para controlar esta problemática. En cada país, la iniciativa es distinta: algunos buscan limitar el uso de vehículos a ciertas zonas y otros apelan por fomentar la micromovilidad.
Sin embargo, en Helsinki, la capital de Finlandia, se cumplió este año 12 meses sin registrar ni una sóla pérdida de vida en sus calles, según informó el medio local Yle News. Con el tema en el centro de la agenda pública, una de las principales políticas que lograron esto, según reportan desde el país nórdico, fue la reducción progrsiva de los límites de velocidad; algo que, en menor medida, se empieza a implementar en nuestro país.
En el caso finlandés, en las zonas céntricas, el máximo permitido bajó de 48 km/h a 29 km/h en todos los carriles; por lo que la medida obligó a replantear la forma de conducir y a priorizar la seguridad por encima de cualquier otro aspecto.
“Muchos factores contribuyeron a esto, pero los límites de velocidad son uno de los más importantes”, aseguró Roni Utriainen, ingeniero de tránsito de la División Urbana, cuando se cumplió el año sin fallecidos por esta problemática.
Ante un escenario de reducción de las velocidades máximas en las calles, lo primero que podría pensarse es que los viajes se volverán más largos. Sobre este punto, Leonardo Giachetti, coordinador de la Oficina de Educación Vial del Automóvil Club Argentino (ACA), explicó: “Cuando se habla de bajar las velocidades máximas, el razonamiento lógico es suponer que los trayectos van a durar más tiempo. Sin embargo, no es así, porque al disminuir la máxima permitida se reduce la siniestralidad y, en consecuencia, el tránsito se vuelve más fluido”.
Luego, Giachetti agregó: “En una avenida, por ejemplo, en horario pico es raro alcanzar los 60 km/h; lo más probable es que la velocidad real esté cerca de los 20 km/h. Por lo tanto, si se reduce la máxima permitida en avenidas, la velocidad efectiva seguirá siendo similar a la actual. Además, al bajar la velocidad máxima el tránsito tiende a ser más fluido, por lo que incluso podrías llegar antes a tu destino en situaciones de embotellamiento”.
