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Güerrín se coronó como el restaurante con más reseñas en Google del mundo

Güerrín alcanzó un récord históricose convirtió en el restaurante con más reseñas del mundo en Google. La tradicional pizzería de Avenida Corrientes, inaugurada en 1932, suma miles de opiniones de turistas y porteños que la visitan todos los días para comer una porción al paso.

La cantidad de reseñas no solo muestra su popularidad, sino también el fuerte vínculo que tiene con el público. Para muchos, Güerrin es una parada obligada del centro porteño y un símbolo de la ciudad.

Así Buenos Aires reafirma uno de sus rituales más estables: la pizza al paso sobre Corrientes. Con este récord, Güerrin no solo consolida su lugar histórico, sino que se instala como la pizzería más comentada del mundo.

La cifra impacta: tiene casi 188 mil reseñas en Google, en su mayoría de cinco estrellas, que le dan un promedio altísimo de 4,7. Un público enorme que pasó por el mostrador, por el salón o por la vereda y sintió la necesidad de dejar su comentario.

Cuando la noticia explotó en redes, especialmente en X, el debate se encendió como una fugazza recién salida del horno. Hubo fanáticos celebrando el logro como si fuera un gol en la cancha de sus amores y otros que aprovecharon para marcar su postura. Algunos acusaron a los mozos de insistir con las reseñas y otros sostuvieron que se trata de un clásico sobrevalorado. Pero entre tantas voces cruzadas, la realidad es clara: la mayoría de las opiniones son positivas.

Una de las barras donde comer en Güerrín. Foto: Federico Lopez Claro.

El fenómeno se vuelve todavía más llamativo cuando se lo compara con restaurantes icónicos del mundo. Katz’s Delicatessen, el histórico local de Nueva York famoso por su sandwich de pastrami, tiene apenas unas 50 mil reseñas. En París, Guy Savoy, uno de los templos gastronómicos más distinguidos y con tres estrellas Michelin, no llega siquiera a las dos mil. En contraste, la pizzería porteña multiplica cifras sin competir en lujo ni en alta cocina.

La diferencia parece estar en lo cotidiano. Güerrín no pide etiqueta ni exige reserva, vive a ritmo de avenida Corrientes y alimenta a miles cada día. Esa combinación de tradición, precio, volumen y mística porteña construyó algo que hoy se traduce en números difíciles de igualar: una pizzería que se volvió parte del paisaje emocional de la ciudad y que ahora también lidera un ranking global inesperado.

Desde Güerrín lo explican con una filosofía simple: «Leemos cada reseña para detectar patrones, oportunidades de mejora y lo que los clientes valoran. Cada comentario es una oportunidad para aprender«

La pizza de muzzarella de Güerrín.

La historia de Güerrín arranca con un auténtico sello italiano. Dos genoveses, Arturo Malvezzi y Guido Grondona, abrieron sus puertas en 1932 y llevaron a la avenida Corrientes una forma de hacer pizza que ya entonces tenía carácter propio. El local original era mucho más pequeño que el de hoy: apenas una barra al frente para comer de parado y, detrás, un patio de conventillo donde vivían muchos de los empleados.

El gran salto llegó en los años setenta, cuando Franco Malvezzi, hijo de uno de los fundadores, tomó el mando. Según Marcos Giaccaglia, actual gerente de operaciones y parte de la familia original, esa segunda generación transformó el lugar: sumó hornos, amplió el primer piso y acompañó el boom de una Corrientes que no dormía. Era la época dorada de los teatros, de Olmedo y Porcel, de locales abiertos toda la noche. Güerrín creció en ese clima, alimentando a artistas, habitués y aventureros de trasnoche.

Las anécdotas de esos años son infinitas. Pasaron elencos completos, músicos, humoristas y hasta presidentes. Raúl Alfonsín comió allí con todo su equipo de seguridad, en un espacio improvisado que luego inspiró el nombre del actual Salón Presidencial. También Carlos Menem estuvo de visita en plena campaña. Y aunque nunca se pudo comprobar la famosa historia de Perón entrando a pedir una muzza, en Güerrín nadie se anima a descartarla del todo.

La pizza de Güerrín es famosa por su cantidad de queso.

Con el tiempo, los cambios fueron inevitables. Tras la muerte de Franco, la pizzería quedó un tiempo en manos de empleados hasta que un grupo gastronómico tomó el control y volvió a poner el foco en lo esencial: la pizza porteña clásica. Volvió a la fórmula que funciona desde hace décadas. También se sumaron novedades, como el patio napolitano, ese fondo que alguna vez fue huerta y luego patio de conventillo, y que hoy recibe a cientos de personas en los horarios más movidos.

¿Y cómo es la pizza de Güerrín? Fiel a su estilo. Masa al molde, mucha humedad, cocción directa en horno a leña y una cantidad de queso que desafía cualquier intento de gravedad. Usan un blend secreto de tres mozzarellas para lograr ese gratinado que ya es marca registrada y despachan cerca de 2.100 pizzas por día entre todos sus hornos.

La carta incluye más de cien variedades, algunas históricas y otras más recientes, como la romana finita y crocante. A eso se suman empanadas fritas y un repertorio de postres clásicos que completan la experiencia.

Güerrin abrió una nueva puerta a su historia y ahora invita a recorrer sus rincones más míticos con una experiencia inmersiva guiada por Marcos Giaccaglia, descendiente de los fundadores.

El tour permite entrar a espacios que nunca estuvieron a la vista del público y entender cómo nació y creció esta institución porteña desde 1932. Desde el primer horno donde se cocinaban pizzas para trabajadores y artistas del centro, hasta el Patio Napolitano creado en la pandemia.

La experiencia incluye momentos como la cámara de mozzarella, la tomatina donde nace la famosa salsa de la casa, degustaciones de focaccia y un paseo por salones históricos como el Dolce Far Niente o el Salón Presidencial.

“Este recorrido es una forma de abrir nuestra historia y compartirla con quienes nos visitan. Güerrin es parte de la memoria colectiva de Buenos Aires”, explica Giaccaglia. El tour se realiza los domingos, a las 11 y a las 17, con cupos limitados y entradas disponibles en guerrin.com.ar/experiencia