Aliados políticos y electorales del Gobierno son lapidarios a la hora de analizar la suerte del proyecto de reforma laboral que el Ejecutivo envió el jueves al Senado. “Fue un error de principiantes total, de amateurismo político”, consignó un legislador de la oposición más cercana a la administración de Javier Milei. La Casa Rosada, por ahora, confirma su estrategia y busca no desarmar el vínculo con los gobernadores, cuyos recursos serán afectados parcialmente si se aprueba la iniciativa.
El plan del Ejecutivo genera cortocircuitos incluso en la mesa del Consejo de Mayo, donde se supone que se cocinó el proyecto. Las objeciones no vienen solo del ex convidado de la CGT Gerardo Martínez. También del sector empresario y de la política.
En el Congreso se multiplica la objeción por la inclusión de aspectos tributarios en la reforma laboral, que ya se tradujo en una denuncia ante la Justicia Federal por parte del diputado Esteban Paulon. “Antes tiraban 14 toneladas de piedra, ahora tiran pavadas en televisión. Son impresentables”, responden autoridades parlamentarias del Gobierno, en una alusión a las protestas de diciembre de 2017 por la reforma de cálculo previsional que significaron el principio del final del gobierno de Mauricio Macri, una postal que el Gobierno quiere evitar el próximo jueves 18 cuando la CGT se movilice al Congreso y el mismo día que el oficialismo pretende darle media sanción al Presupuesto en Diputados.
En la Rosada destacan que si ese fuera el espíritu del artículo 52 de la Constitución, cualquier ley que tenga impacto presupuestario debería ingresar por la Cámara Baja. A la medida se opuso, entre otros, la senadora jujeña Carolina Moisés, que votó a favor del RIGI, partió el bloque de senadores del peronismo en 2024 y colocó gente propia en el PAMI de su ciudad, San Pedro. En el PRO también señalan que el Gobierno se equivocó. «Esperemos que esta vez las reformas funcionen«, sostuvo el fundador del partido amarillo en su reaparición en un acto de la Fundación Pensar.
En Balcarce 50, Javier Milei volvió a reunir en las primeras horas de la tarde a su mesa política para ratificar la estrategia parlamentaria, aunque el Presidente no fue de la partida. Allí se sentaron su hermana Karina, Martín Menem, Manuel Adorni, Diego Santilli, Santiago Caputo y Patricia Bullrich.
Allí se ratificó que se mantendrá la Cámara Alta para iniciar el trámite legislativo y se descartó por ahora eliminar los artículos que se integran a la reforma tributaria, aunque abrieron una puerta a posibles modificaciones. «En principio sigue como está. Escucharemos los cambios que propongan desde otros bloques», afirmó uno de los participantes del encuentro.
Después de la reunión, el mandatario partió con su hermana Karina y con Martín Menem a Córdoba para participar del «tour de la gratitud» que inauguró en Corrientes después de las elecciones y que lo llevará a todo el país.
Más allá de la unidad política que busca reflejar el Gobierno, en esa mesa existieron diferencias a comienzos de la semana. La ex ministra de Seguridad chocó con el titular de Diputados y con el asesor preferido del Presidente. La jefa de los senadores libertarios quería apurar la firma del proyecto y el tratamiento en las comisiones de Trabajo y Presupuesto para el jueves. Debió esperar.
A Bullrich le cuestionan su decisión de apurar el proyecto unos días y dejar trascender en los medios la idea de que conseguiría la sanción antes de fin de año. La demora le hizo perder una semana la discusión al Gobierno. “La estratega es Patricia”, ironizan en la bancada del PRO, donde no le perdonan que se que haya quedado con legisladores electos en la boleta amarilla.
Ahora, en la oposición son varios los que sugieren que el Gobierno deberá abrazarse a la idea de que es imposible que se sancione la reforma antes de fin de año, como Bullrich se había entusiasmado. La hoja de ruta vuelve a aparecerse más a la original con un tratamiento más profundo a partir del 18 de enero que se culmine en febrero.
De todos modos, en la mesa política del Gobierno no abandonan la idea de que el proyecto consiga media sanción antes de fin de año, algo que para un sector de la oposición también es un dislate.
“Si tenemos Presupuesto antes de fin de año, te firmo cualquier demora con la reforma laboral”, conceden en algunos de los despachos más importantes de Diputados, donde no descartan que el oficialismo consiga la media sanción.
En la Cámara Baja pretenden que se discuta el Presupuesto en el recinto el jueves de la semana que viene y no ignoran que la suerte de ambos proyectos está atada y el ruido político por la reforma puede complicar los planes del Presupuesto. Afuera acompañará con bombos la militancia peronista y la CGT.
Un importantísimo referente del peronismo que lidió en el gobierno anterior con los gobernadores apunta que el proyecto traerá ruido con los mandatarios provinciales que desfilan por la Casa Rosada. “Va a traer lío con las provincias, porque por la baja de Ganancias a empresas les otorgan dos mil millones de dólares de beneficio a bancos, petroleras y energéticas. Son recursos que dejan de ir a los distritos porque Ganancias es coparticpable”, recuerdan.
Los acuerdos políticos también tienen impacto fiscal. El Gobierno giró en las últimas horas Aportes del Tesoro Nacional por $ 20 mil millones a Tucumán (ATN), después de que el gobernador volviera a partir el bloque del peronismo y colaborara para que sus vecinos se movieran en una dirección parecida. El gobernador tucumano visitó al ministro del Interior, en su despacho, este mismo viernes.
Algunos de los legisladores que ayudaron a sancionar la Ley Bases y vieron fracasar otros proyectos que parecían importarle al Ejecutivo, apuntan que además de la presunta mala praxis no puede ignorarse la voluntad del Gobierno de instalar temas en la opinión pública para distraer y su empeño en volver a chocar con un enemigo nítido al que pueda identificar como “la casta”.
La idea de poner a Federico Sturzenegger como uno de los voceros del Gobierno refuerza esos temores. «Es un proyecto de 200 artículos, de los cuales una decena tiene que ver con lo tributario, pero es todo subsidiario a la reforma laboral», dijo el ministro de Desregulación en una entrevista con Mitre.
No parecía ser hasta ahora la voluntad del Presidente, que pronosticó que el nuevo Congreso será el más reformista de la historia después de calificar como ratas y degenerados fiscales a diputados y senadores, una prueba de que el mandatario está dispuesto a ajustar su estrategia si las circunstancias lo requieren.
