Como si se tratara de un tren bala, el Senado comenzó hoy con el debate de la reforma laboral empujada por el Gobierno libertario. Se rrealiza en un plenario de las comisiones de Trabajo y Previsión Social; y de Presupuesto y Hacienda, que se constituyó desde las 9 junto a otras (comenzó con un fuerte contrapunto entre Patricia Bullrich y José Mayans) y recibe la exposición de funcionarios nacionales desde las 11, con un objetivo máximo de dictaminar pasado mañana y llevar al recinto el viernes 26.
La integración de las comisiones intervinientes en el temario de las sesiones extraordinarias fue definida ayer, en una reunión de Labor Parlamentaria en la que el oficialismo y la oposición -de nuevo- “dialoguista” se repartieron la mayor tajada y provocaron, al igual que en diciembre de 2023, un duro traspié al interbloque kirchnerista, que apuesta a resistir bajo el muy ingenioso nombre de “Popular”.
Para la reforma laboral, la de Trabajo será cabecera. La jefa libertaria en la Cámara alta, Patricia Bullrich, la presidirá sólo para el análisis de la iniciativa en cuestión. El global de este cuerpo son 17 legisladores y, tras el consenso de horas atrás, La Libertad Avanza tendrá cinco propios y siete potenciales aliados dialoguistas. El cristinismo quedó en cinco, no presentó sus nombres y esta mañana se genero revuelo e incluso amenazaron con judiacialziar el asunto. Este espacio, que durante largos años hizo lo que quiso y olvidó en reiteradas ocasiones el reglamento -por momentos, casi al punto de destrozarlo-, preparó discursos monumentales en defensa del mismo. Un logro impensado, por ejemplo, durante la “década ganada”.
Además de Bullrich están la ex macrista y hoy violácea plena Carmen Álvarez Rivero -la cordobesa fue titular de Trabajo hasta el recambio-, y sus colegas Joaquín Benegas Lynch (Entre Ríos), Juan Cruz Godoy (Chaco) y Bruno Olivera Lucero (San Luis). Son cinco. Para firmar un despacho se precisan, al menos, nueve voluntades. Pueden encontrarse en diversos dictámenes o en uno solo. Algo muy similar sucederá en Presupuesto y Hacienda, que seguirá en manos del oficialista Ezequiel Atauche (Jujuy).
Entre los invitados a explicar la ley se encuentran el secretario de Trabajo, Julio Cordero; la subsecretaria de Política Industrial del Ministerio de Economía, Daniela Ramos; y los referentes de ARCA Javier Rufail -subdirector general de Fiscalización- y Agustín Rojo, en calidad de subdirector General Institucional.
El encargado de abrir el debate fue Cordero, que comenzó su exposición señalando que “el empleo privado se encuentra estancado desde hace muchísimos años” . Tras esa especie de introducción, el secretario de Trabajo recordó todas las mesas de diálogo que se realizaron para darle forma al proyecto de reforma laboral que llevó “un análisis muy profundo de cada artículo”.
“Se tuvo en cuenta especialmente la visión de las pymes y de las necesidades que se recabaron, en cuanto a la litigiosidad y la cantidad de cargas adjuntas al trabajo. Para decirlo en palabras concretas: para que haya una persona trabajando, alguien tiene que contratarla y debe haber reglas claras. Si un tipo de relación es riesgosa, nosotros en vez de estar fomentando, lo que hacemos es perjudicar”, explicó de manera pausada.
Luego se anticipó a eventuales críticas: “Lo primero que hay que considerar es que este proyecto conserva los derechos esenciales de los trabajadores. Lo segundo es que se buscó una reducción significativa de los costos que llevan a una informalidad en el mundo del trabajo”.
“Nos enfrentamos a un momento histórico en la Argentina, que tiene un problema de empleo que tenemos el deber de solucionar”, indicó mirando a los legisladores que se proponían comenzar con la rueda de cuestionamientos.
Más allá del incipiente buen clima que impera en la Congreso, lo cierto es que, desde hace al menos dos o tres semanas, los eventuales votos de aliados son buscados por la Casa Rosada y Bullrich a través de un frenético ida y vuelta de borradores y sugerencias de cambios. Lo que se intenta es no llegar a la instancia de firmas en disidencia -inevitable, por ahora- o, lo que es peor: modificar la iniciativa en el recinto. Ahí es donde algunas bancadas vislumbran inconvenientes por el apuro libertario.
En simultáneo a la reforma laboral, otro plenario -Ambiente; y Minería- dará el puntapié por los retoques que la Casa Rosada quiere sobre los glaciares. En la Cámara hermana, Diputados se aprestará a aprobar el Presupuesto 2026 y la inocencia. La idea de Bullrich es dictaminar la ley de gastos este viernes y llevar todo el 26 al recinto, aunque alguna traba o demora postergaría todo -no es el plan- al lunes 29 de diciembre, al filo del cierre de las sesiones extraordinarias que Javier Milei convocó hasta el martes 30 del corriente mes.
Para tener una idea muy preliminar de una futura sesión, La Libertad Avanza cuenta con 21 senadores -resta que el rionegrino Enzo Fullone reemplace Lorena Villaverde, que ni siquiera pudo jurar- y precisa a los 10 de la UCR, a los tres del PRO y a un puñado de silvestres provinciales, sobre quienes nunca se debe confiar. Son muy mantecosos y, de la nada, aparecen con un martes 13. Esto refleja que, en el fondo, la caída de la cara de la moneda nunca depende de lo que está, de verdad, en juego.
