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Javier Milei y el Congreso: una relación estratégica

Javier Milei inauguró su presidencia de espaldas al Congreso. Juró, salió del Palacio y le habló «al pueblo». Dos años después, rompiendo una vez más con los usos y costumbres, se hizo presente en Diputados y presenció la jura de los casi 130 legisladores electos en octubre. El contraste entre ambos momentos refleja una relación cambiante con el Poder Legislativo. Más allá de lo simbólico, durante el primer tramo de su mandato el vínculo entre el Ejecutivo y el Congreso estuvo marcado por un uso intensivo de decretos, vetos y una limitada participación de funcionarios en instancias parlamentarias de control.

Luis Caputo fue, si se quiere, el “gran ausente”. Desde que juró como ministro, salvo para ir a ver al Presidente cuando se hizo presente en el Palacio, jamás participó de una reunión de comisión. Es decir, nunca fue a Diputados ni al Senado a defender los presupuestos enviados por Milei, como dicta la tradición. Ni siquiera se arrimó para dar algún tipo de detalle en torno al acuerdo con el FMI, que, vía DNU, fue avalado por Diputados. Como frutilla del postre, tampoco asistió a la interpelación votada por la Cámara baja para rendir cuentas en torno al caso $LIBRA. Nada menos que aquel que tiene a los hermanos Milei en el ojo de la tormenta por el famoso tuit del 14 de febrero.

Pero Caputo no fue el único que le dio “la espalda” al Congreso. Mario Lugones fue otro de los que jamás rindió cuentas ante el Congreso. En reiteradas oportunidades fue convocado por la comisión de Salud que presidía Pablo Yedlin para dar explicaciones en torno a los presuntos casos de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS). Sin ningún tipo de informe ante el Poder Legislativo, en las últimas horas, el jefe de Gabinete, Manuel Adorni anunció su cierre.

Pero Lugones tampoco asistió a esa comisión, ni a la que se creó especialmente para investigar las muertes por fentanilo adulteradoMenos que menos pisó el recinto para cumplir con la interpelación votada por la oposición. El ministro apenas habló por TV y lloró al referirse a los más de 100 fallecidos.

El único funcionario que “dio la cara” fue Guillermo Francos. El ex jefe de Gabinete se sometió a una interpelación, en Diputados, por el Caso $LIBRA. De lo contrario, moción de censura mediante, podría haber sido removido de su cargo.

Los hermanos Milei tampoco rindieron cuentas. Karina Milei evitó someterse a las interpelaciones y, al igual que su hermano, tampoco explicó su actuación ante la comisión investigadora por el Caso $Libra. Ni siquiera enviaron un escrito para brindar su versión de los hechos. Para los libertarios, el sistema de pesos y contrapesos no rige.

Durante sus dos años de mandato, Milei vetó un total de 7 leyes. Más que Cristina Kirchner en 8 años de mandato. En dos oportunidades rechazó las leyes de Financiamiento Universitario. También fue en contra de la ley de movilidad jubilatoria y la moratoria previsional. Vetó la Emergencia en Discapacidad; la Emergencia para el Garrahan; el reparto de los ATN para las provincias; y el incremento para los jubilados. Y la asistencia para Bahía Blanca.

Pero no solo eso. Como pocas veces, el Congreso logró insistir con dos leyes: la de Discapacidad y la de Financiamiento Universitario. Vale aclarar que no es tarea sencilla. Para eso, ambas Cámaras deben reunir los dos tercios de los votos. Y la oposición los consiguió.

Para evitar el cumplimiento de ambas, Milei apeló a una maniobra nunca antes vista. Promulgó las leyes y las “suspendió” escudándose en la Ley de Administración Financiera. Allí se establece que los proyectos deben especificar de dónde deben provenir los fondos para su financiamiento. Si bien los dos textos lo especificaban, el gobierno de LLA hizo oídos sordos.

Y fue un paso más allá. El día previo a la sesión convocada para votar el Presupuesto 2026, los diputados conocieron que el proyecto oficialista incluía, en su artículo 75, la derogación de ambas leyes. Pese a las negociaciones de Diego Santilli, ministro del Interior con los gobernadores, ese artículo, junto con todo el capítulo 11 voló por los aires. La idea de Martín Menem de que la votación fuera por capítulos y no por artículos salió muy mal. Otros ítems quedaron en el camino, como la derogación del régimen de Zona Fría. El Senado no logró revertir la maniobra del riojano.

Más allá de ese traspié, lo cierto es que las últimas sesiones, en las que se sancionó la “ley de leyes” y el proyecto de Inocencia Fiscal permiten entrever que el Gobierno tomó nota. Si quiere que su agenda prospere, más que darle la espalda al Congreso, debe sentarse a negociar. Aun apelando a las prácticas que supo denostar cuando era un simple panelista de TV: plata y “rosca”. De lo contrario, le deparan otros dos años complicados en el Congreso. Es que, pese al crecimiento en ambas Cámaras, La Libertad Avanza sigue siendo un gobierno en minoría.