La Democracia no es un sistema político que una vez alcanzado se desarrolla y persiste indefinidamente. Hay que protegerlo y preservarlo de provocaciones o ataques de aquellos a quienes les parece un sistema desordenado y débil para alcanzar los objetivos de bienestar. Por eso requiere de la atención permanente y diligente de toda la sociedad para no permitir desbordes, que muchas veces comienzan con simples declaraciones inoportunas que generan imágenes falsamente prometedoras para los fanáticos del caos.
EDITORIAL
Llamado del destino
9 agosto, 2022