Difícilmente la Argentina se ubique entre los diez primeros puestos en algún indicador. Hoy todos estamos entusiasmando con la posibilidad de que el equipo Messi nos traiga la Copa, pero, más allá del fútbol, el país hoy no tiene muchas buenas noticias para dar.
Sin embargo, parece que a la educación y al esfuerzo de muchos jóvenes todavía le queda resto, y quizás por eso, por primera vez, un estudiante argentino quedó entre los 10 mejores del mundo en un premio global, en el cual participaron casi 7.000 postulantes de 150 países.
Nicolás Monzón , estudiante argentino que quedó entre los 10 mejores del mundo
Se trata de Nicolás Monzón (25), nacido en Quilmes en una familia de bajos recursos, y que ahora está por recibirse de ingeniero informático en la UADE mientras avanza en las carreras de Matemática y de Física en Ciencias Exactas de la UBA. Además, como programador, ya creó su propia startup que desarrolla aplicaciones a medida, “con código de calidad” dice, para pequeñas empresas.
“Está bueno soñar en grande, disfrutás más del camino apuntás alto”, le dijo a Nicolás la semana pasada el exministro de Educación Esteban Bullrich -que está vinculado a los organizadores del premio- al anunciarle que fue seleccionado entre los diez mejores estudiantes del mundo en el Chegg.org Global Student Prize 2022, una competencia anual que otorga 100.000 dólares al estudiante ganador. Al cierre de esta nota, Bullrich estaba internado en el Hospital Austral.
Esteban Bullrich le anuncia a Nicolás Monzón que fue elegido entre los primeros 10 estudiantes del mundo.
“No imaginé que iba a quedar entre los 10 primeros, pero sentí una felicidad muy grande. Tengo la certeza de que esto me va a dar impulso para crecer con mi startup y a futuro poder ayudar, desde una mejor posición, a mis hermanas con sus estudios y a mi familia en general”, le dijo Nicolás a Clarín.
“Con Esteban Bullrich pudimos coincidir al instante. Ambos creemos en la tecnología como futuro, compartimos muchos valores, creemos en el compromiso por la sociedad. Estoy agradecido y es un honor para mí que sea Esteban quien me lo haya anunciado”, agregó.
Un libro y una excursión
Nicolás está convencido que la historia de este premio arrancó a los 9 años, cuando su abuela -sin saberlo- le regaló un libro de Matemáticas que era para alumnos más grandes, de la secundaria. Él, también sin saberlo, se lo leyó de arriba abajo y se transformó en un apasionado por los cálculos.
Nicolás Monzón , estudiante argentino que quedó entre los 10 mejores del mundo
El segundo empujón se lo dio una excursión que hizo con la escuela pública de Quilmes a la que iba en la secundaria. Ese día lo llevaron a conocer la UADE. Hasta ese momento él ni siquiera sabía que existían las universidades. Su papá, que había sido cartonero por años y en ese momento era obrero, no pudo terminar la primaria. Y su mamá, ama de casa y que participaba de trueques y ferias, no completó la secundaria.
Esa salida, dice Nicolás, le cambió la vida. Allí se enteró que UADE ofrece una beca de 150% para ciertos alumnos muy puntuales, que reúnen condiciones de vulnerabilidad social y mérito académico.
Sí, es una beca completa más media que les pagan por estudiar, bajo un régimen muy estricto: tienen que pasar el examen de ingreso en el primer intento, presentar una carta de recomendación, comprobar las condiciones de vulnerabilidad en la que viven, mantener un promedio más alto que 8, entre otros requisitos.
Nicolás Monzón , estudiante argentino que quedó entre los 10 mejores del mundo
Con el impulso de un profesor, convenció a sus padres -que no querían saber nada- de que lo dejaran entrar a la universidad. Ese mismo profesor lo presentó al programa Jóvenes en Acción (JEA), que apoya a jóvenes estudiantes con dificultades para que progresen en sus estudios.
Con toda esa ayuda Nicolás arrancó sus estudios de Ingeniería en Informática en la que hoy, con 25 años, está a punto de recibirse. Ya terminó de cursas las materias y solo le falta completar la tesis. Mientras, también está avanzando en las carreras de Matemática y de Física en Ciencias Exactas de la UBA. Cuenta que a los dos años de arrancar en UADE, se dio cuenta de que él quería ser científico y dice que la UBA era el mejor lugar para lograrlo.
Mientras estudiaba en UADE, Nicolás -como lo hacen muchos jóvenes de carreras vinculadas a la tecnología- empezó a trabajar como programador, en diversas empresas de tecnología. Ya con esa experiencia en el bolsillo, creó -junto a otros compañeros de la facultad- su propia startup que desarrolla aplicaciones a medida para pequeñas empresas.
Pero su principal ambición, dice, es “ser científico”. Nicolás ahora quiere terminar las dos carreras de la UBA y hacer un doctorado sobre computación cuántica en Francia, y luego un posdoctorado.
– ¿En qué van a invertir los 100.000 dólares si llegás a ganar?, le preguntó Clarín.
Nicolás dice que en “Jóvenes en acción”, el programa que le dio apoyo para encarar su aventura universitaria. Y también en desarrollar su empresa.
Un premio global
El Chegg.org Global Student Prize está dirigido a todos los estudiantes del mundo que tengan al menos 16 años y que, además de los logros académicos, se destaquen por proyectos con “impacto real en el aprendizaje, en la vida de sus compañeros y en la sociedad”.
Impulsado por Fundación Varkey y la ONG Chegg.org es un “premio hermano” del Global Teacher Prize, el “Nobel de la Educación” que premia con un millón de dólares al mejor docente del mundo.
Los otros 9 finalistas de este año son Alesyah Asa, de Malasia; Anagha Rajesh, de la India; Gitanjali Rao, de Estados Unidos; Igor Klymenko, de Ucrania; Kenisha Arora, de Canadá; Lucas Tejedor, de Brasil; Mathias Charles Yabe, de Ghana; Maya Bridgman, de los Emiratos Árabes Unidos; y Nathan Nguyen, de Australia. Se espera que el ganador se anuncie a finales de este mes durante la semana de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
El ganador del año pasado fue Jeremiah Thoronka, estudiante de Sierra Leona, que creó un proyecto que transforma las vibraciones de los vehículos en corriente eléctrica.
“Me siento muy agradecido a Varkey y a Chegg por todo lo que están haciendo, por la exposición que le dan a los maestros y estudiantes de todo el mundo. Y también por la nominación que me hicieron”, dice Nicolás. La Argentina ahora espara, expectante, terminar el año con dos copas. Cuánta falta nos hace.