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Un reclamo contra el abuso animal vuelve al Congreso

Al celebrarse el Día del Caballo, habrá una marcha en la Plaza del Congreso, bajo el hashtag #NoMasTas (“No más tracción a sangre”). Hace ya muchos años que diferentes sectores sociales reclaman, mediante diferentes proyectos, terminar con los carros tirados por caballos que se usan con fines comerciales. Por eso, contar con una ley penal, y ordenanzas unificadas en cada municipio, podría poner fin a este problema. Mientras tanto, los caballos, continúan cayendo exhaustos ante la mirada de una sociedad incrédula y de la policía, que cuenta con pocas herramientas para terminar con este flagelo. Se estima que más de 70.000 animales padecen cada día trabajos forzados en condiciones inadmisibles de maltrato.

El proyecto de ley, que viene elaborando hace ya muchos años la Organización Civil Aluisa , será presentado por el diputado Alejandro Finocchiaro (Juntos por el Cambio) esta semana en el Congreso. “Se tiene que acabar el abuso animal. Vamos a hacer un gran esfuerzo para que se trate este año, a pesar de la resistencia del oficialismo para hacer funcionar el Congreso”, señala el legislador sobre la iniciativa que busca prohibir la tracción a sangre con fines comerciales. Y agrega: “Además, se hará una normativa que cuente con todas las condiciones para que la ley pueda salir. Por eso, se estipula un plazo de 18 meses luego de ser promulgada la ley para anotarse en un registro, y están previstas líneas de crédito, para facilitar la reconversión a vehículos eléctricos”.

Por otro lado, señala: “También quedará permitida la tracción a sangre destinada a actividades turísticas, agrícolas, pecuarias, forestales y deportivas, y el transporte rural que las condiciones geográficas, económicas o sociales, no permitan el uso de otros medios”.

Otro de los puntos de la iniciativa plantea que “los equinos que sean sustituidos no podrán de ninguna manera ser destinados a la comercialización de ningún tipo, faenados, ni a ningún tipo de sector industrial destinado al turismo, entretenimiento, ocio, deporte, ni en cualquier otra actividad”.

Condiciones

Bajo el lema “Ni caballos esclavos, ni humanos excluidos”, las organizaciones presididas por Claudia Favano (Rescatistas Unidos Zona Oeste), Gabriela Rosa (Voluntarios por los caballos) y Andrea Escaserra (Caballos Argentinos en Libertad), con el apoyo de mas de quince asociaciones protectoras de estos animales, convocan, mañana, a la Plaza del Congreso.

Favano cuenta: ”A partir de una vieja ordenanza que empezamos a pulir nos dimos cuenta que no se cumplía con la excusa de que se le sacaría a la gente los caballos, y, así, perderían el trabajo. Entonces, buscamos que la solución fuera con la reconversión de vehículos a motor, y el trabajo con distintas secretarias como la de Niñez y la de Acción Social. Hablamos con las cooperativas para ver cómo trabajaban, se hizo un estudio en los 135 municipios [bonaerenses], para ver cuáles tenían tracción a sangre e ingresamos a dos proteccionistas por distrito para trabajar en conjunto. También nos fuimos conectando con diferentes concejales de distintos partidos políticos a los que les empezó a interesar este proyecto”. Y completa: “Estamos a favor de una ley nacional. Este proyecto es un complemento, para trabajar puntualmente en cada municipio”. Ituzaingó y Malvinas Argentinas son los distritos en los que ya se avanzó con la legislación.

“Es fácil sumarse al relato populista de que no debemos criminalizar la pobreza”, señala Edgardo Di Salvo, veterinario, y uno de los ideólogos del proyecto. Y explica: “Los que se escudan detrás del argumento de que este es un modo válido de ganarse la vida [en relación a la tracción a sangre], deberían pensar en todo lo que se oculta detrás de esta actividad, y las consecuencias que tiene para quienes conducen los carros, condenándolos a condiciones de subsistencia y de vulnerabilidad”.

Por último, remarca: “Los caballos trabajan durante doce horas seguidas, descansan un par de horas y vuelven a salir a trabajar. Están desnutridos, lastimados, con el espíritu quebrado, tomando agua de los charcos, traccionando hasta morir”.

Es de esperar que el Día del Caballo, y en homenaje a él, todas las organizaciones proteccionistas y la sociedad en general dejen oír su clamor para terminar de una vez por todas, con la visión de los animales sufrientes, caídos, y sin fuerza, ante la impotencia de la gente.

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