Una de las canciones más populares sobre el suicidio, Viernes 3 AM, parece ser víctima del inconsciente cuando el narrador usa tres onomatopeyas, en vez de una, para contar los tiros en la sien. La licencia poética en pos de la métrica del verso resigna el verosímil, invoca a un tercero fantasmal que aprieta el gatillo y en el mismo gesto niega sin querer el acto inconcebible.
Un mito histórico, que poco a poco se va derribando, es la creencia de que exponer públicamente el tema del suicidio es peligroso porque puede alentar esa conducta. Sigue siendo tabú. Pero tanto las guías internacionales como los expertos en salud mental ya hablan de otra cosa. Como en la mayoría de las cosas de la vida, es mejor hablar que no hablar.
El último estudio de Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud en Argentina indica que en 2021 hubo 2.865 suicidios, de los cuales casi 8 de cada 10 corresponden a varones. A la vez, el segmento de edad con mayor cantidad de suicidios en el país es el comprendido entre los 25 y 55 años, con el 47,9 por ciento del total.
Marcelo Cetkovich, psiquiatra, director médico de INECO y vicepresidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), explicó que esta mayor incidencia en hombres “no está vinculada a que las mujeres lo intenten menos, sino que tiene que ver con los métodos elegidos por varones y mujeres para hacerlo”.
El dato se repite, en mayor o menor proporción, en casi todos los países de los que la OMS recoge datos, De un total de 181, sólo en dos la tasa de suicidios es superior en mujeres que en hombres. Además, se da que en esas naciones la tasa global de suicidios es bastante baja y la diferencia entre ambos sexos, mínima. Son Granada y Antigua y Barbuda.La escucha y la ayuda son claves para prevenir el suicidio
«Septiembre amarillo»
Septiembre fue designado como el mes para la prevención del suicidio, con la consigna “Septiembre amarillo”, propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que también estableció el 10 de este mes como el día dedicado a ese fin. El objetivo es concientizar sobre el tema y sacarlo del estigma y el tabú.
La campaña dice que “es un mito que hablar sobre el suicidio origina ideas a la persona. Al contrario, si la persona se siente escuchada, disminuye la sensación de soledad, permite el desahogo y recibir ayuda”. Es decir, propone que siempre es mejor ocuparse del tema que esconderlo.
También indica algunas formas de aproximarse a la persona que, se sospecha, puede estar necesitando ayuda: “Noté algunos cambios en vos y me preocupa porque me importás. Me gustaría saber cómo estás”, es una de las frases que recomiendan para tener un acercamiento en este sentido.
Otros de los ejemplos propuestos son: “Es posible que no sea capaz de comprender exactamente cómo te sentís, pero te aseguro que te voy a cuidar y dar una mano”; “quiero que sepas que tu vida me importa. No estás solo en este momento, estoy a tu lado”.
También advierten que es un mito que “cuando alguien quiere quitarse la vida, nada ni nadie lo podrá detener. Al contrario, recibir ayuda y hablar del tema puede marcar la diferencia y salvar vidas”.
Y explica que lo que hay que evitar es: “Hacer preguntas de no-problemas: “¿No estarás pensando en suicidarte, verdad?”, tampoco “evadir la palabra ‘suicidio’. Si vos no hablás del tema, el otro tampoco”, o “ignorar las señales de advertencia de suicidio”.
Otro mito desterrado por Cetkovich es el que dice que “el que avisa no se suicida y el que se suicida no avisa”. Según el experto, “esto no es así y siempre hay que prestar atención a esas advertencias”.
Factores de riesgo
Teresa Torralva, jefa del departamento de Neuropsicología de INECO, dijo que “existe una serie de factores de riesgo. En primer lugar, si la persona tuvo hubo un intento previo de suicidio, si tiene pensamientos o intenciones relacionadas con la muerte, si padece algún trastorno de la salud mental como depresión u otro trastorno psiquiátrico diagnosticado». Y agregó: «Otros factores que suman al riesgo son una pérdida reciente de alguien muy cercano y significativo, conductas impulsivas, desesperanza y padecer ansiedad severa”.
¿Siempre las personas que se suicidan o intentan hacerlo padecen un problema de salud mental? Según Cetkovich, en el 95 por ciento de los casos los que se suicidan padecían un trastorno de este tipo”. Y agregó que “lo importante es que hoy la salud mental está cada vez más en la agenda pública”.
En esa misma línea, Cetkovich añadió que son importantes las políticas públicas en la prevención del suicidio. Puso como ejemplo que “en Dinamarca ha puesto mamparas en las estaciones de tren para que la gente no se arroje a las vías, algo que se identificó como un método habitual de los suicidios».La depresión es factor de riesgo del suicidio y uno de cada 4 casos se da en personas de 15 a 24 años
También citó un artículo publicado esta semana en la revista Jama Psychiatry, que da cuenta de cómo un simple cambio en una línea de teléfono permitió mejorar la asistencia en en este sentido. Se trata de la Línea Nacional de Prevención del Suicidio de Estados Unidos, que pasó de ser un número 1-800 a un código de marcación de 3 dígitos en julio de 2022.
Esa modificación aumentó su capacidad para manejar las llamadas. El nuevo 988 Suicide & Crisis Lifeline, donde ahora se redirige el antiguo número 1-800, ha recibido más llamadas, mensajes de texto y chats en línea, y ha respondido a ellos más rápidamente.
En Argentina, hay asistencia telefónica gratuita a personas en crisis o con riesgo de suicidio llamando al 135 desde Buenos Aires, o al 0800-345-1435 desde todo el país.
«Los suicidios son prevenibles»
Según la Organización Panamericana de la Salud, “los suicidios son prevenibles” y “preguntar sobre el suicidio no provoca el acto en sí”, sino que “reduce la ansiedad y ayuda a las personas a sentirse comprendidas”. Además, recomienda encontrar un “momento adecuado y un lugar tranquilo” para hablar y escuchar, así como “animar a la persona a pedir ayuda a un profesional”.
¿Qué pasó con los suicidios durante la pandemia? “A diferencia de los pronósticos alarmistas que hubo al comienzo de la emergencia sanitaria, no se precipitó una ola de suicidios. Da la sensación que funcionó más bien como un paraguas emocional para mucha gente, que se pudo rodear de sus seres queridos”, explicó Cetkovich. No obstante, el experto dijo que luego de un amesetamiento de casos habría en los últimos meses en el país “una tendencia a la suba”.
Según la OMS, «si bien el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular, la depresión y el consumo de alcohol) está bien documentado en los países de altos ingresos, muchos casos se dan en personas que lo cometen impulsivamente en situaciones de crisis en las que su capacidad para afrontar las tensiones de la vida, como los problemas económicos, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos, está mermada».
«Además, se ha demostrado suficientemente que vivir conflictos, catástrofes, actos violentos, abusos, pérdida de seres queridos y sensación de aislamiento puede generar conductas suicidas. Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables y discriminados, como los refugiados y migrantes; los pueblos indígenas; las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexuales; y los reclusos. El principal factor de riesgo es, con diferencia, un intento previo de suicidio», agrega.
La OMS considera, por último, que es importante que los Estados tomen nota de cuáles son los métodos utilizados por las personas que se suicidan en cada territorio, con el objetivo de delinear mejores políticas públicas: «Es importante para elaborar estrategias de prevención basadas en medidas de eficacia demostrada, como la restricción del acceso a los medios utilizados».