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Por qué Milei usó la cadena nacional?

Con el mensaje que brindó por cadena nacional el presidente Javier Milei no se limitó únicamente a celebrar un éxito económico sino que apeló al electorado que le dio el voto de confianza en el balotaje para que mantenga ese apoyo no solo a su figura sino al ajuste fiscal que viene gopenado especialmente a la clase media, con el objetivo de encarar las próximas batallas políticas.

La elección del día para hablar sobre el superávit financiero de $275 mil millones que logró el Gobierno en el primer trimestre y, sobre todo, para destacar «el esfuerzo heroico de la mayoría de los argentinos» que le permitió alcanzar esa meta no fue casual, como tampoco lo fue la decisión de usar la cadena nacional por tercera vez en cuatro meses.

Durante su mensaje el Presidente mostró dos veces su enojo con el periodismo y los medios de comunicación, a los que puso en el mismo nivel que el «establishment político y económico» que, según afirmó, «pregonan por el fracaso» de su gestión. De esta forma, empezó a dejar en claro su intención de comunicarse directamente con la población, sin intermediarios.

Milei y el equipo que encabeza su asesor Santiago Caputo consideran que ese tipo de comunicación es clave para el objetivo que se propuso: afianzar su base de apoyo social dándole un sentido y una perspectiva de buen rumbo al ajuste que lleva a cabo, para compensar el poder de convocatoria callejera y de condicionamiento político en el Congreso que tienen los sectores más críticos de su gestión.

Por eso también eligió dar su mensaje horas antes de la marcha a Plaza de Mayo que reclamará por el financiamiento de la universidad pública y que promete ser masiva, y en el inicio de la semana en la que empieza un nuevo debate sobre la Ley Bases. Son las próximas batallas que encara el Gobierno y Milei hizo referencia a ambas, de forma más directa o más críptica.

«Entiendo que la situación que estamos viviendo es dura», aseguró el Presidente en el inicio de su discurso. También sostuvo que ya se recorrió «la mitad del camino» y que «esta vez el esfuerzo va a valer la pena«. Paradójicamente, también aseguró que con el plan «motosierra» que puso en marcha «por primera vez en mucho tiempo no se le traslada el costo a la población».

Y es que el objetivo del Presidente es convencer a esa porción mayoritaria de la población que lo puso en la Casa Rosada de seguir apoyando el ajuste y a la vez refrescar el enojo con la dirigencia política tradicional que expresó en las urnas, todo mediante el uso de la forma más directa de comunicación y con el discurso de choque que le sirvió en la campaña. 

Por ello resaltó que en el ajuste de «13 de los 15 puntos» del PBI que recibió como «déficit consolidado», solo «0,4% responde a la pérdida de poder adquisitivo de jubilaciones» -algo que además atribuyó a la fórmula anterior que fijó el gobierno de Alberto Fernández- mientras que lo demás «se debe íntegramente al recorte de los gastos de la política», donde destacó la baja de las transferencias directas a las provincias.

Montado en ese discurso, donde la novedad fueron los números más que los conceptos, Milei prometió una «reducción de impuestos» (aunque sin especificar cuándo no cómo) y el inicio de un inminente «proceso de crecimiento» economía que, según afirmó, será más importante si «el Congreso acompaña reformas estructurales como es el caso de la Ley Bases».

Así puntó directamente al debate que empieza esta semana en el Congreso, al cual le reprochó que «todavía no le ha dado a este Gobierno las herramientas con las que todas las administraciones pasadas contaron». Menos directa fue su alusión a la marcha universitaria, aunque no dejó de estar presente.

Milei subrayó que «la era del supuesto Estado presente ha terminado» y advirtió «a todos aquellos que esperan que la salida venga de la mano del gasto público» y que creen que eventualmente habrá que aumentar el gasto «que ello nunca va a ocurrir» bajo su mandato. Esa definición fue un tiro por elevación a la marcha de este martes, que intenta precisamente empezar a marcar un límite para el ajuste que el Presidente defiende con más ahínco que nunca.

Acompañado por el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, Milei usó por tercera vez la cadena nacional en cuatro meses de gestión. La primera fue pocos días después de asumir, cuando anunció el «mega DNU» para la desregulación total dela economía y la segunda hace algunos días, para transmitir a la medianoche el acto que compartió con la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, en Tierra del Fuego.

La decisión de volver a usar este mecanismo obedece, en efecto, al objetivo de establecer una vía de comunicación directa con la población y prescindir de la intermediación de la prensa para buscar el apoyo que necesita mantener vivo, pero lo curioso es que copia la estrategia que caracterizó a Cristina Kirchner durante su segundo mandato.

La ex presidenta también desconfiaba de la prensa y mantenía un enfrentamiento con los principales medios de comunicación, por lo que privilegió el uso de la cadena nacional para poder comunicar lo que quería, sin preguntas incómodas y con llegada directa a quien quisiera escucharla, como ahora hace Milei.

El Presidente sabe que esta comparación con Cristina Kirchner le cabe, a tal punto que durante su mensaje no se privó de arrojar lo que pareció un guiño a esa lectura previsible pero cargado de ironía, al parafrasear el «no fue magia» que alguna vez usó (y patentó entre sus militantes) la ex presidenta.

Al defender el rumbo y los resultados del ajuste del gasto público, Milei destacó que «no es casualidad que la inflación se esté desplomando», aseguró que la muestra de ello es que la inflación mayorista cayó del 54% mensual en diciembre al 5%, y agregó: «Si el Estado gasta más de lo que recauda habrá inflación, si no lo hace, no habrá inflación. No es magia».

También al igual que hacía Cristina Kirchner, Milei usó la cadena nacional para una auto celebración del rumbo que eligió para su Gobierno, al calificar como una «hazaña» el superávit financiero logrado en el primer trimestre.

En cualquier caso, Javier Milei apeló a una estrategia muy similar a la que empleó la hoy ex vicepresidenta con el claro objetivo de revalidar la confianza del electorado en que el ajuste «valdrá la pena», reconocer el «esfuerzo heroico de la mayoría de los argentinos que están sufriendo» y emprender desde allí las peleas políticas difíciles que le esperan en las próximas semanas.

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