La Universidad de Buenos Aires volvió a subir en un ranking internacional de universidades. Esta vez la escalada fue de 24 posiciones en la clasificación que hace la consultora británica QS.
La UBA pasó del puesto 95, a nivel global, al 71; y superó a la Universidad de São Paulo, que el año pasado estaba primera en la región. De este modo, recupera el primer puesto a nivel regional, que había perdido el año pasado. De las primeras 100 del mundo, la UBA es la única gratuita, masiva y con ingreso irrestricto.
Entre las argentinas, a la UBA le siguen la UCA (recién en el puesto 481), Austral (524), Nacional de La Plata (534) y después otras. En total se clasificaron 25 universidades argentinas, 16 de gestión pública y 9 privadas.
Como en años anteriores, la baja producción científica sigue perjudicando al país: todas las universidades argentinas bajaron en ese indicador y ninguna está entre las primeras 1.000 en el mundo.
El primer puesto volvió a quedar para el Massachusetts Institute of Technology (MIT – EE.UU.), seguido por el Imperial College London (Reino Unido) que subió 4 posiciones, luego Oxford (Reino Unido), Harvard (EE.UU.) y Cambridge (Reino Unido).
El ranking QS es uno de los más observados a nivel internacional. Es, entre todos, el que más peso le da a la percepción que tienen académicos y empleadores: encuestas de opinión en las que la UBA saca ventaja.
“Si bien Argentina se ha mantenido relativamente estable en esta edición del ranking, registrando una tasa de caída global del 12%, el futuro de su sistema de educación superior parece precario. Las recientes protestas masivas contra los recortes de fondos y las medidas de austeridad del gobierno subrayan la importancia social e histórica de las universidades públicas de Argentina”, dijo Ben Sowter, vicepresidente senior de QS.
QS arma su ranking a partir de distintos indicadores con diferente peso. Desde el año pasado, son: reputación académica (30% de peso), reputación de los empleadores (15%), cantidad de profesores por alumnos (10%), producción científica (20%), profesores internacionales (5%), estudiantes internacionales (5%), empleabilidad (5%), sustentabilidad (5%) y red internacional de investigación (5%).
La UBA pegó el salto, en gran medida, porque logró ubicarse este año en el puesto 35°, a nivel mundial, en reputación académica; en el 38° en reputación entre empleadores; y en el 13° en empleabilidad.
“Son números que reflejan el resultado de políticas que la UBA viene aplicando desde hace años, como la actualización de los planes de estudio; el apoyo a la formación en áreas estratégicas; la inclusión de tecnologías en el proceso de enseñanza, la internacionalización de la ciencia y la investigación. Esto a lo largo del tiempo nos hace ser muy bien ponderados por los empleadores privados”, dijo a Clarín el vicerrector de la UBA Emiliano Yacobitti.
“Todas las estrategias que viene llevando adelante la universidad, hoy se ven amenazadas por el actual presupuesto universitario. Por citar solo un caso, el edificio Cero+Infinito de Ciudad Universitaria, que es un polo de investigación de última generación, está con problemas operativos básicos por la falta de fondos. Las universidades de elite mundial con las que compite la UBA aumentan permanentemente la inversión”, agregó el vicerrector.
Como viene sucediendo año tras año, los autores del informe de QS destacan la baja producción científica del país, que perjudica el lugar que quedan las universidades en el ranking. Este año, con un agravante: todas las universidades bajaron en ese indicador -incluida la UBA- y ninguna está entre las primeras 1.000 en el mundo.
“La inestabilidad macroeconómica que enfrenta la argentina, al menos desde la última década, afecta y mucho. Los procesos de desarrollo científicos y tecnológicos requieren de una fuerte vinculación con el mundo. Las investigaciones son necesariamente financiadas en dólares, básicamente por los insumos y equipamiento que requieren y la movilidad de investigadores. Todos estos costos se volvieron muy difíciles de financiar en los últimos años en nuestro país, sumado al descenso sistemático que ha tenido la inversión estatal en esta área”, explicó Yacobitti.
Consultados al respecto Ben Sowter, de QS, le dijo a Clarín que “cada institución es diferente y para mejorar deberá centrarse en áreas distintas. Pero los esfuerzos de la UBA por ampliar su red internacional de investigación son una hoja de ruta a seguir, ya que amplía el alcance de la investigación de una universidad y su reputación entre colegas académicos”.