Plaza independencia fue el epicentro de los festejos del campeonato obtenido por Argentina. No importó la hora ni la temperatura, había que festejar y se festejó como ocurre con las hazañas deportivas.
La selección Argentina levantó su décima sexta copa América y se convirtió en la máxima ganadora del continente, desempatando con Uruguay que tiene 15.
Nada pudo frenar a la escuadra albiceleste Lionel Messi, tuvo que retirarse por una lesión, él y el país soltaron lágrimas de impotencia y a Ángel di María, que ayer se despidió de la selección.
Los motivos para festejar sobraban y los tucumanos lo demostraron. Llegaron por distintos medios a la plaza del festejo: en vehículos, caminando, en moto o cualquier otro medio de locomoción con el que se trasladan habitualmente.
Había música, cánticos y desborde de alegría de un pueblo futbolero que cada triunfo exacerba la argentinidad, que es un buen antídoto para enfrentar los desafíos diarios.
Has los cadetes que hacen delivery llegaron ataviados en sus vestimentas típicas y con las cajas en que llevan los pedidos. Todo se justificaba, porque la tensión del partido necesitaba un desahogo. Fue tenso, con momentos complicados para la selección, pero la magia y la superioridad siempre se imponen.
