El Papa Francisco cerró su viaje oficial a Bélgica anunciando que iniciará el proceso de beatificación del rey belga Balduino, fallecido en 1993, y quien se opuso «con valentía» la ley que despenaliza el aborto, calificada por el pontífice como una «ley asesina».
Después de un encuentro con representantes religiosos en Bruselas este sábado, el Papa Francisco se dirigió a la cripta de la realeza belga en Laeken, en las afueras de Bruselas, para orar en privado ante la tumba del rey Balduino, que reinó desde 1951 hasta su muerte en 1993.
En presencia del rey Felipe (sobrino de Balduino) y de la reina Matilde, Francisco elogió la «valentía» del fallecido soberano cuando decidió «dejar su cargo de rey para no firmar una ley asesina«.
Balduino, dijo el Papa Francisco, «fue valiente y ante una ley de muerte, él no firmó y renunció«. «Se necesita valentía, se necesita ser un político con pantalones para hacer esto», agregó.
«En este momento, también quisiera darles una noticia: a mi regreso a Roma, ha comenzado el proceso de beatificación del rey Balduino», anunció Francisco.
La casa real belga destacó que el rey Felipe y la reina Matilde acompañaron a Francisco «por cortesía» durante esta «visita improvisada» y de «carácter estrictamente privado» a la cripta real, en una forma de distanciarse del gesto del papa.
Nacido en 1930, el príncipe Balduino perdió a su madre -la popular princesa Astrid de Suecia- cuando tenía cinco años de edad y creció mayormente en compañía de cortesanos adultos y de sus hermanos menores.
En la guerra, toda la familia fue tomada como rehén de los nazis después de que el padre de Balduino, el rey Leopoldo III, se rindiera. La familia quedó bajo vigilancia en las afueras de Bruselas después fue trasladada a un castillo en Alemania.
Acusado de traidor y colaboracionista, Leopoldo III abdicó en 1951 y su hijo Balduino se convirtió en rey a los veinte años. Su reputación de hombre honesto y trabajador le conquistó el respeto de todos los belgas.
Durante sus 43 años de reinado, se llevaron a cabo grandes reformas institucionales en Bélgica y el país se unió a la Comunidad Económica Europea (la precursora de la Unión Europea).
En 1990, opuesto a un proyecto de ley que despenalizaba el aborto, el rey Balduino se declaró «incapacitado de reinar» durante 36 horas, mientras el Parlamento aprobaba el texto y el gobierno sancionaba la ley.
La ley que estaba entonces en debate establece que «toda mujer embarazada en situación de angustia» tiene derecho a solicitar un aborto hasta las 12 semanas de embarazo.
El rey Balduino aludió a sus convicciones católicas al explicar por qué no pondría su firma al texto, provocando una de las principales crisis políticas de su reinado.
«¿La libertad de conciencia se aplica a todos excepto al rey?», preguntó Balduino con una emoción pública poco habitual en él en una carta al Parlamento.
Mediante una maniobra judicial, se dictaminó que el rey se encontraba en «incapacidad de facto para gobernar» durante dos días, lo que permitió al consejo de ministros aprobar la ley.
Si bien los políticos belgas se sorprendieron por la acción de Balduino, la mayoría de sus súbditos la aprobaron, incluso aquellos que apoyaban el proyecto de ley.
Pero Balduino, un católico devoto, tenía otra razón, más personal, para no querer que el aborto fuera legalizado en su reinado: para gran pesar de ambos, él y de su esposa española, la reina Fabiola, no habían podido tener hijos.
Desde entonces, el Código Penal belga fue sido modificado, pero un proyecto de ley destinado a ampliar el plazo legal a 18 semanas provocó un acalorado debate en Bélgica en las últimas semanas.
Según el Vaticano, el papa Francisco cerró su misa en Bruselas con una invitación a los ciudadanos belgas a seguir el ejemplo del rey Balduino y dijo esperar que la causa para su beatificación sea exitosa.
«Que su ejemplo de hombre de fe ilumine a los gobernantes. Pido a los obispos belgas que se comprometan a llevar adelante esta causa», dijo el papa en el estadio que lleva el nombre del rey en Bruselas.
El Centro de Acción Secular, una de las principales asociaciones belgas que defienden el laicismo, denunció este sábado los «sorprendentes comentarios» del papa, calificándolos de «provocación, en el mismo día del Día Internacional del Derecho al aborto«.