Una eyección de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés), un fenómeno en el que el Sol libera grandes cantidades de plasma y energía, se dirige a la Tierra y se espera que impacte a partir del jueves 10 de octubre. Este tipo de actividad solar se produce cada 11 años, durante los períodos de mayor actividad del ciclo solar.
Los especialistas advirtieron sobre los posibles efectos de esta tormenta geomagnética, que incluyen desde alteraciones en los sistemas de satélites y comunicaciones, hasta la posibilidad de observar auroras boreales en diferentes partes del mundo.
En nuestro país, algunas regiones podrían presenciar este fenómeno natural, siempre que las condiciones climáticas y de luz lo permitan.
Este tipo de tormentas solares puede causar interferencias en las comunicaciones por satélite, afectando principalmente señales de radio y los sistemas de GPS. Además, los servicios de energía y las redes eléctricas pueden verse comprometidos en algunos casos extremos, por lo que las autoridades están tomando precauciones.
Shawn Dahl, del Centro de Predicción Meteorológica Espacial de Estados Unidos, informó que la tormenta podría llegar el jueves y extenderse hasta el viernes. Si bien fue clasificada como nivel 4 (G4) en la escala de tormentas geomagnéticas, la magnitud final solo podrá determinarse unos minutos antes de que alcance la Tierra.
La Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA) fue alertada sobre el fenómeno, especialmente debido a la reciente afectación por el huracán Helene y la proximidad de Milton. También se notificó a las empresas de energía para que tomen las precauciones necesarias y eviten posibles interrupciones en el suministro eléctrico.
Si bien las auroras boreales suelen observarse en latitudes más altas, en condiciones excepcionales pueden ser visibles en otras zonas. Los expertos recomiendan estar en lugares con baja contaminación lumínica y cielos despejados para maximizar las posibilidades de verlas.
Para quienes quieran captar este fenómeno, se sugiere utilizar cámaras o teléfonos inteligentes, ya que pueden registrar las luces de la aurora aunque no sean perceptibles a simple vista.