La pareja del gendarme argentino Nahuel Gallo, preso por el régimen chavista y sin comunicación alguna con su familia desde diciembre pasado, salió junto a su pequeño hijo de Venezuela rumbo a Buenos Aires en una movida secreta. Ahora su situación depende de la buena voluntad del gobierno de Gustavo Petro en una situación que Washington observa de cerca.
María Alexandra Gómez García, nacida en Venezuela y el pequeño Víctor Benjamín, nacido en Argentina y de tan sólo dos años, deberían volar en breve desde Bogotá a la Argentina. Esta mañana estaban en un sitio. Hasta allí llegaron en secreto y por tierra en un operativo comandado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y por su equipo en Argentina. Pero también con apoyo logístico interno y externo, entre ellos los de la activista venezolana de Derechos Humanos, Elisa Trotta, que vive aquí y mantiene el contacto con la pareja de Gallo.
Varios hechos apuraron la salida de Gómez García y de Víctor de Táchira, donde la joven vivía con su madre y donde el gendarme Nahuel Gallo iba a pasar las fiestas en diciembre de 2024, antes de ser detenido y acusado sin prueba mediante de ser un espía y parte de un “complot internacional”. Es la acusación que la dictadura de Nicolás Maduro le hace a todos sus presos políticos, venezolanos y extranjeros.
Por un lado, los animó el rescate de los asilados venezolanos de la residencia argentina en Caracas, llevado a cabo por los Estados Unidos y conocido como operación Guacamaya. Según dijeron ellos mismos en la conferencia de prensa que dieron el sábado desde Washington fue “espectacular”.
La negociación y presión al régimen venezolano para que Nahuel Gallo sea liberado depende de los Estados Unidos, en particular del equipo del secretario de Estado, Marco Rubio, quien también fue el encargado de comunicar el operativo Guacamaya.
Washington está pidiendo por un grupo de estadounidenses presos por el régimen de Caracas, y con ellos Gallo y un israelí que también tendría identidad argentina. El viernes, el mediático ministro del régimen Diosdado Cabello informó que detuvieron a otro argentino, el abogado Germán Darío Giuliani. Y anteriormente habían demorado por unas horas al ítalo argentino Pablo Gonzalo Carrasco.
En segundo lugar, por la ola de detenciones -cerca de 70 personas- que desató el régimen la semana pasada, en la previa de las elecciones de gobernadores y diputados del último domingo, se temió por el futuro de Alexandra. Es claramente opositora aunque sin vínculos con la militancia interna. Varios gobiernos, entre ellos el de Argentina, Estados Unidos y Ecuador, le están pidiendo a sus ciudadanos que no viajen a Venezuela por los peligros que ello implica.
Ella podría haber salido pero no tenía ni con qué ni cómo. Por cierto, el niño, como su papá, Nahuel Gallo, es ciudadano argentino, y el Estado tiene responsabilidad sobre el menor.
Según pudo saber este diario, Alexandra salió sin documentos de viaje hacia Colombia, sitio de enorme inmigración venezolana, lo que de por sí, es conflictivo. Ese era el principal peligro porque Bullrich se encargó de que tanto Migraciones como la Cancillería asistieran a la madre y al niño con documentación argentina. Además, ella misma contó que pasaba por dificultades económicas. No estaba trabajando tampoco.
Según contaron fuentes diplomáticas en el momento de la detención, Nahuel Gallo iba a visitar a su hijo y a Alexandra. Viajó desde Argentina a Colombia por avión y luego por tierra a Venezuela, por el Puente Internacional Francisco de Paula Santander. Luego fue detenido.
Según contó la propia Alexandra en distintas entrevistas la última vez que se comunicó con Nahuel fue el domingo 8 de diciembre a las 9 de la mañana. Contó que según le dijo el remisero que lo llevaba le prestó el celular del remisero que lo iba a transportar para una segunda entrevista con las autoridades. Después, nada más.
Alexandra no tiene relación fluida con la mamá y los hermanos de Nahuel. Griselda, la madre del efectivo argentino -que estuvo varias veces con la ministra Bullrich y fue recibida por el presidente Javier Milei el año pasado- pudo mandarle una carta a través del dirigente social Juan Grabois y del ex embajador Oscar Laborde. Pero afirman no saber nada más. La única prueba de vida que dio el régimen fue un video y unas fotos suyas vestido de preso. Hay quienes dicen que las imágenes corresponden a la cárcel conocida como El Rodeo.