Categorías
Noticias Política

Puede el peso volverse moneda «buena»?

El último informe referido al mercado cambiario que difundió este viernes el Banco Central saca a la luz un dato que apunta, podría decirse, al ADN de los argentinos, algo así como el «Ser Nacional» de la patria financiera, al menos la patria del chiquitaje: el mismo mes en que se abrió el cepo a las personas humanas, noticia seguida por un reclamo explícito del Gobierno – «Argentinos, desarmen el canuto»- los argentinos hicieron honor a la historia: compraron más dólares.

Informó el BCRA que en abril el «Sector Privado no Financiero» fue comprador neto de moneda extranjera. Dicho resultado, fue en gran parte explicado por la formación de activos externos de las «Personas humanas». ¿Cómo se traduce esto? Un millón de argentinos compraron un total de u$s 2048 millones. Cuenta fácil: 2048 dólares por cabeza, en abril. 

La deducción es sencilla: la capacidad de ahorro mensual de un millón de argentinos se destinó a engordar el canuto, desoyendo la invitación oficial. A este millón de argentinos les hablaron de dolarización endógena y respondieron… etc etc.

Las señales que está lanzando el Gobierno no cesan. En el plan de «remonetizar la economía» con billetes verdes, porque no hay emisión de pesos por parte del Banco Central, el ministro Luis Caputo apostó a distintas estrategias:

  • Invitó a gastar los dólares del colchón
  • Lanzó un plan para dejar formalmente de perseguir (vía ARCA o UIF) a quienes saquen los dólares a la luz y los introduzcan a la economía vía consumo.
  • Promovió las cuotas en dólares para la venta de automóviles cero kilómetro.
  • Sugirió a los comerciantes a publicar precios en pesos y en dólares.

La competencia o convivencia de monedas parecen ser alternativas al plan de dolarización total de la economía. Caputo considera que más temprano que tarde los dólares deberían abandonar las sombras, por la sencilla razón de que habrá cada vez menos pesos.

Vamos a ver qué pasa con el correr de los días o de los meses. Se instaló la certeza de que hay 200.000 millones de dólares en el colchón, y tal vez muchos de esos están rindiendo tasa 0% de interés porque están en una caja de seguridad, en una lata de galletitas o en una caja de ahorro en dólares en los bancos. En el mejor de los casos, en un plazo fijo que rinde una tasa de interés del 1 o 2% anual. No es casualidad que algunos bancos salieron en estos días a ofrecer tasas de hasta el 5% anual por plazos fijos a un año. Quieren captar dólares para proveer liquidez a sus líneas de crédito a exportadores.

El Gobierno considera esa montaña de dólares como un recurso natural que sigue sin explotarse.

Volvemos al tamaño del colchón: 200.000 millones de dólares. Una montaña de plata en manos de argentinos que desoyeron las tentadoras invitaciones de los últimos blanqueos. Claro, hay razones válidas para rechazar la invitación. Al día siguiente de que cerró el blanqueo del gobierno de Mauricio Macri se conoció la lista de quiénes eran los dueños de las principales fortunas regularizadas. Ya durante el Gobierno de Alberto Fernández, se elevó la alícuota del impuesto a los Bienes Personales para quienes mantenían dólares blanqueados fuera del país. Hoy se teme que un eventual gobierno K revierta todo y persiga a los que abrieron su colchón.

La experiencia peruana podría ayudar a entender qué puede pasar con el plan colchón. Aunque hay que subrayar que en Perú se recorrió el camino inverso. Hasta fines de los ‘80 y principios de los años ‘90, y como reflejo de la hiperinflación que también sufrió ese país, los peruanos tenían el dólar como moneda de ahorro y de consumo. Directamente no había casi circulación de la moneda local. 

El durísimo plan de estabilización que lanzó el entonces presidente Alberto Fujimori provocó un giró drástico. A la par de la estabilización, los peruanos, de a poco pero de manera contínua, se fueron volcando al nuevo sol peruano. Ayudó claro, el equilibrio macroeconómico y la persistente caída de la inflación.

A principios de los años 90, cerca del 90% de los ahorros y créditos de los peruanos estaban fijados en dólares. Hoy, esa proporción se revirtió El Nuevo Sol Peruano es la moneda fuerte del Perú. Y al revés de Caputo, allí se obligó por Ley a los comercios a exhibir sus precios en moneda local.

Al respecto, Adrián Armas, economista del Banco Central del Perú, describió el fenómeno peruano como «la reversión de la Ley de Gresham». Este ley es un principio que establece que «el dinero malo desplaza al bueno». En otras palabras, si existen dos tipos de monedas de curso legal, una de ellas (la «mala») eventualmente expulsará a la otra (la «buena») del sistema monetario. En Perú el nuevo sol peruano pasó de ser la moneda mala a la buena.

En la Argentina la ley se cumple a rajatabla: los pesos (moneda mala, en teoría) circulan para las operaciones transaccionales y las ineludibles (pagar impuestos, por ejemplo) y los dólares (moneda buena) son la reserva de valor, o el canuto.

El Gobierno está intentando no ya romper esa ley, pero al menos que el peso deje de ser tan «malo» y el dólar tan «bueno».

Como siempre, los mercados financieros son los que más rápido reaccionan a los nuevos vientos. Lo hicieron al comprar cada emisión de deuda en pesos que lanzó el Gobierno desde el inicio de su gestión. Y la semana pasada redoblaron la apuesta: trajeron u$s 1000 millones (estaban dispuestos a poner 1700 millones, según las ofertas recibidas en la licitación) para llevarse un bono que cobrarán en pesos.

¿Argumentos para pensar que la estrategia oficial puede tener algún éxito, aunque sea modesto? Desde el día siguiente a la devaluación inicial con la que puso en marcha su plan económico este gobierno, el dólar no ha dejado de perder poder adquisitivo dentro de la Argentina. La inflación en dólares lo demuestra acabadamente.