El ex fiscal Carlos Albaca, es un nefasto personaje contemporáneo que será recordado por haber encubierto el crimen de una joven asesinada y cuyo cuerpo fue tirado a la vera de un camino. Pagado su sueldo con dineros públicos que aporta la sociedad de sus bolsillos en vez de hacer justicia hizo injusticia.
Fue uno de los actores del terror que vivió la provincia durante el gobierno de violador Alperovich, quien cumple la condena a 16 años de prisión en Ezeiza.
Como fiscal de la causa por la muerte de Paulina Lebbos, se encargó de perder pruebas y de no diligenciar el proceso para que se identifique a los autores de este macabro hecho. En vez de auscultar por el contrario ocultó.
Mientras cumplía la condena en el penal de Villa Urquiza sus abogados pidieron la detención domiciliaria, aduciendo problemas delicados de salud. Sin embargo, Albaca fue captado por imágenes de un equipo de Tendencia de Noticias gozando de la tranquilidad de su domicilio.
Se lo observa rozagante y de buen estado de salud, pasa sus días como un vecino más. Pasea por el balcón de su departamento ubicado en Chacabuco al 100.
El 1º de noviembre de 2024 la jueza penal Ana María Iácono le concedió prisión domiciliaria por un supuesto problema de salud ocular, que requería una intervención quirúrgica. Inicialmente el beneficio fue concedido por 30 días, pero el condenado sigue disfrutando de las comodidades de su departamento.
Alberto Lebbos, padre de Paulina no solo debió soportar el asesinato de su hijo sino el encubrimiento de funcionarios judiciales y políticos del crimen. Ahora se encontró con esta desagradable noticia, que el fiscal encubridor del asesinato pasa sus días en la felicidad de su domicilio.
Se supo que tampoco fue informada la abogada Soledad Deza, representante de la querella asumida por Letizia Nieva, hija de Paulina. Solo sabía que el beneficio sería pasajero.
Albaca no es el único exfuncionario con condena en este caso que recibe un beneficio de la Justicia para no terminar tras las rejas. El exjefe de Policía Hugo Sánchez, el exsecretario de Seguridad Eduardo Di Lella, el exsubjefe Nicolás Barrera y el exjefe de la Regional Norte Rubén Brito también tuvieron el mismo privilegio.
Estos hechos acumulan desprestigio a un poder en el que la gente ya no confía. Dista mucho de la cualidades y virtudes que debería tener. Es un golpe a la República.
Son demasiados años de impunidad, pero también de cobardía. Nadie desconoce que el Poder Judicial es parte de la corporación política. Si no actúa como debe no es por casualidad, sino porque se entremezclan evidentes intereses compartidos y un sinnúmero de indisimulables presiones, a lo que se suma la necesaria complicidad encarnada en la falta de valentía.
