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La industria nacional puede proveer todo el equipamiento que necesita Vaca Muerta

En 2025, la combinación de recursos energéticos que posee la Argentina a través de las reservas de Vaca Muerta, la minería y el litio pasaron de ser una promesa para marcar un incremento en las exportaciones, lo que significará cerca del 50% del superávit en la balanza comercial.

Hacia 2031, el Gobierno estima que el ingreso de divisas entre petróleo, gas y minerales ascenderá a u$s 40.000 millones anuales, sin embargo, además de las grandes inversiones que debe traccionar a través de RIGI, también se presentan desafíos domésticos.

«La expectativa es enorme», señala Leonardo Brkusic, director Ejecutivo del GAPP un grupo empresario conformado por más de 250 empresas nacionales que desarrollan, producen y comercializan equipamiento y servicios para industrias como el Oil & Gas, minería metalífera y litio, y generación eléctrica en toda la cadena de valor – upstream, midstream y downstream-.

«Desde 2003 consolidamos un ecosistema que potencia la articulación entre pequeñas, medianas y grandes empresas, operadoras y actores clave públicos y privados», explicó y contó que a través de un modelo colaborativo de networking comercial, llegan a 50 mercados del mundo.

En línea con el «boom energético» muchas empresas ampliaron su capacidad productiva y tecnológica «para estar a la altura de los proyectos que promete el crecimiento del no convencional», dijo y contó que existe «un entramado industrial que cuenta con infraestructura instalada, personal capacitado y un alto grado de conocimiento técnico».

Sin embargo, advirtió que los vaivenes macroeconómicos y las crisis recurrentes impactan directamente a los poveedores que ocupan un eslabón «más frágil» en la industria. «Creemos que debe existir una mirada integral sobre el sector, que priorice el desarrollo del tramado industrial nacional, el empleo de calidad y el valor agregado argentino», mencionó Brkusic.

En cuanto a los sectores destacados, se ven avances «muy concretos» en servicios especializados, construcción de plantas modulares, fabricación de equipamiento y soluciones de ingeniería.

«Hay capacidad en el país para producir casi la totalidad del equipamientos requerido para el desarrollo y construcción de los proyectos en materia de energía hidrocarburos y minería, desde válvulas hasta estructuras completas», señaló el directivo de GAPP y valoró el «impacto multiplicador» en empleo, conocimiento y desarrollo federal, a diferencia del efecto de importar una planta modular completa, aclaró.

«Importar bienes sin aranceles que sí se fabrican en el país es una señal preocupante, porque desalienta la inversión local y frena el desarrollo de capacidades», advirtió Brkusic y también cuestionó la importación de equipos usados.

Desafío de gran porte

En un sector donde los márgenes de error son mínimos, los desafíos logísticos son enormes: desde el transporte de materiales peligrosos y cargas sobredimensionadas, hasta la gestión de inventarios en entornos remotos y condiciones extremas. 

«La complejidad se multiplica si se consideran los estrictos marcos regulatorios, tanto locales como internacionales, que exigen trazabilidad, certificaciones y cumplimiento ambiental», planteó María Santos, desarrolladora de Negocios de Interborders.

«La logística no puede ser un área de soporte, tiene que ser un socio estratégico del negocio», afirmó y resaltó que los equipos y suministros deben llegar a tiempo, con controles de seguridad exhaustivos, y muchas veces a zonas de difícil acceso.

Frente a las complejidades y particularidades de la actividad, «es fundamental que las empresas del sector energético integren la logística desde el diseño mismo de sus operaciones», coinciden los operadores y expresan que «es mucho más que enviar un camión de un punto a otro».

«La energía y minería todavía miran a la logística como transporte», coincidió Gonzalo Cicilio, gerente de Energía & Minería del Grupo Logístico Andreani y contrastó con el caso del ecommerce o la farmacéutica donde esta actividad «está integrada» a la cadena de valor, lo que permite un mayor aprovechamiento del flujo de información.

Última milla

Frente al incremento de la demanda de servicios que para Andreani representa un salto de 20% anual desde 2020,  según  Cicilio, la logística de última milla es uno de los puntos a eficientizar y es «clave en la productividad de Vaca Muerta así como en la minería y el litio en plena expansión».

Sin embargo marcó que no se trata de mirar el precio por kilómetro (camión) porque «no hay mucho costo para bajar», en cambio, «si se puede intervenir para generar ahorros y productividad con inventarios de stock eficientes, la minimización de las máquinas paradas y que insumos o repuestos estén en el tiempo que tienen que estar».

El ejemplo más claro y al que apuntan los operadores es la experiencia de trazabilidad que en la jerga se conoce como «just in time» que hoy experimenta un usuario que adquiere por ecommerce un electrodoméstico o un par de zapatillas.