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Cayó una jefa narco por ir a bailar cumbia y publicarlo en las redes

Una presunta joven jefa narco, identificada como Stella Belén Saabedra, cometió un grave error y cayó. La mujer, quien se encontraba prófuga de la Justicia, publicó a través de una historia de Instagram que iría al boliche bailable Tropitango de Talar de Pacheco. Allí fue capturada por los oficiales, quienes la reconocieron por un particular tatuaje, luego del show de la popular cantante Dalila.

Detectives de inteligencia de la División Operaciones Área Metropolitana Norte de la Policía Federal, que depende de la Superintendencia de Drogas Peligrosas, y que en las últimas semanas realizaron operativos clave contra una poderosa banda narco en General Rodríguez, la vigilaban hace tiempo junto a la División Búsqueda de Prófugos de la PFA. 

Tenía un pedido de captura en su contra firmado por el Juzgado Federal N°2 de San Isidro, a cargo de Lino Mirabelli, con el secretario Federico Díaz.

Así, esperaron a que saliera de la disco y se la llevaron detenida, en plena madrugada. El extenso tatuaje que mostraba, alrededor de su ombligo, una marca personal indiscutible, hizo las cosas más fáciles.

La justicia federal la vincula a Max «Alicho» Alegre y Blas Gómez, dos de los mayores traficantes de la zona de San Martín, clásicos rivales de Mameluco Villalba, hoy presos.

Alicho y Blas expandieron su negocio más allá de las fronteras de la villa Loyola, su histórico punto fuerte, según la imputación de la justicia federal de San Isidro.

 La joven prófuga publicó en sus redes que iría al show de Dalila en Tropitango.
 La joven prófuga publicó en sus redes que iría al show de Dalila en Tropitango

La causa que investiga a ambos, y que incluye a Stella y a otros 15 sospechosos, comenzó en 2022. Se los acusa de montar una organización a gran escala dedicada a la venta de cocaína que comenzó en la villa Loyola de San Martín, pero que rápidamente se expandió a otros asentamientos, como las villas Melo y Las Flores, La Cabaña en Pablo Nogués y la Villa Baires, en Don Torcuato, la zona donde Stella Belén fijó domicilio.

Irma, la madre de Belén, también fue imputada en la causa; luego recibió la falta de mérito. Un elenco de casi 20 personas implica una división de roles. La banda, ciertamente, la tenía. 

Blas y Alicho actuaban como organizadores; el resto se dividía entre «remiseros», choferes de dealers y de la droga, «los guarde», que ofrecían sus domicilios como puntos de apoyo junto a los kioscos para esconder el stock, los encargados de esos puestos, algo así como transas gerentes; contadores y «esquineros«, adictos que funcionaban como vigías y satélites. «Stella Belén se encargaba de organizar torturas por orden de sus superiores», de acuerdo al informe del caso.