La trepada del dólar y las tasas redefinió el escenario económico y generó un nuevo contexto con ganadores y perdedores; como contrapartida al efecto negativo que se espera en precios y poder adquisitivo del salario, el tipo de cambio eleva por encima de los u$s 80.000 millones la proyección de exportaciones.
Pese a los intentos del Gobierno por contener las cotizaciones, el dólar oficial cerró en julio a $1380, lo que significó una suba acumulada de 13,6% y rozó el techo de las bandas «de flotación» que fijó el Banco Central (BCRA).
Aunque la divisa norteamericana se estabilizó en torno a los $1335 en los primeros días de agosto, el nuevo valor representa una significativa diferencia frente a los $1200 que cotizaba el 30 de junio.
Este nuevo escenario «puede generar más proyectos de siembra, alguna mejora en la explotación petrolera y en las pymes; sobre todo en las economías regionales», señaló Marcelo Elizondo consultor privado y Presidente de la International Chamber of Commerce (ICC) en Argentina.
Aunque aseguró que tanto por los cambios globales como por el impacto «exagerado» de las elecciones de octubre en las expectativas de empresarios, es difícil hacer estimaciones señaló que «Argentina tiene que superar tranquilamente los u$s 80.000 millones» en el total de exportaciones anuales.
Además del efecto «dólar más competitivo» desde la óptica exportadora, «hay una percepción de que aquella idea de que el tipo de cambio vaya al piso de la banda de $1000, que era desincentivador, se ha abandonado y hoy estás más cerca del techo».
Aun así, como paliativo, el salto del dólar vino acompañado de un alza en las tasas de interés que se traduce, en promedio, en 3% mensual, por encima de la inflación que se estima entre 2 y 2,5% para agosto. Si bien se busca captar pesos para frenar la presión sobre el dólar, al sector privado se le encarece el acceso al crédito en un escenario crítico por la recesión que golpea principalmente a la industria.
En este contexto, con «señales del estancamiento general de la economía y con significativas diferencias entre los sectores», según Vatnet, los sectores que «dependen del crédito y lo de bajo valor agregado están floreciendo, mientras que el resto afronta difíciles desafíos».
«Las tasas superiores al 50% anual duplican las expectativas de inflación y devaluación; la incidencia negativa sobre la economía real resulta indudable», destacó.
El contexto previo a la devaluación del peso generó mayor atracción del sector importador, que dio un salto interanual de 34,6% en el primer semestre frente a un alza de 4% en las ventas al exterior, aun así, se trata de un período récord.
Según el último informe de Elizondo, el registro de ventas al exterior del periodo enero – junio, sólo fue superado por las del igual periodo de 2022 «cuando los altos precios internacionales las llevaron a niveles históricamente récord», aclaró.
Por eso, con condiciones más favorables que tres meses atrás, según el especialista en negocios internacionales, el segundo semestre debería al menos equiparar el ingreso de divisas que alcanzó los u$s 39.000 millones en la primer mitad del año.
Sin embargo, en coincidencia con la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) el mismo informe refleja que la liquidación de divisas continúa concentrada en el sector agropecuario que representa 60% del total, y fue incentivadas por la baja temporal de retenciones.
Tanto por el alivio definitivo de retenciones que anunció el Gobierno, como por eldólar más alto, el campo es uno de los sectores más beneficiados y con mayor capacidad de reacciones, al tener stock de producto disponible.
Aun así, la agroindustria atraviesa un panorama paradójico ya que mientras el mercado argentino alcanza valores máximos de 2025 impulsado por la reducción de retenciones y la menor disponibilidad relativa de granos, en Chicago las cotizaciones caen a mínimos anuales en torno a u$s 353 por tonelada, por una cosecha récord en EE.UU. y la débil demanda china.
Otro de los sectores iluminados es el energético que exportó por u$s 4630 millones en el primer semestre y logró un superávit comercial de u$s 3167 millones, por encima del que arrojó la balanza de bienes nacional por u$s 2788 millones.
Aunque los especialistas advierten un recorte en las proyecciones anuales, por la fluctuación del precio del petróleo en el mercado internacional, la expectativa de mínima es repetir el desempeño, para sumar u$s 9000 millones.
A pesar de las caídas de los volúmenes productivos de oro y plata, que representan el 81% de la canasta exportadora minera, las ventas al exterior de la minería podrían crecer un 14% en 2025, lo cual anticipa un récord de u$s 5088 millones, según la Cámara de Empresas Mineras (CAEM).
Del mismo modo, se pueden ver beneficiados los despachos de la industria automotriz que en lo que va del año liquidó u$s 3154 millones y el complejo carne y cueros bovinos que registró ventas por u$s 1951 millones.
A la par de los sectores de la producción con oferta exportable de bienes, el alza en la cotización del dólar también genera expectativas de mejora en el resultado de intercambio de sectores vinculados a servicios, como el turismo y la industria del conocimiento.
Mientras el precio del dólar tocó su nivel más bajo desde 2001, al comparar los valores registrados por el Banco Central (BCRA) para el tipo de cambio real multilateral promedio de todos los primeros cuatrimestres, el arribo de turismo internacional se desplomó.
Sólo en el primer trimestre del año por la salida masiva de argentinos al exterior, el déficit de divisas entre turismo emisivo y receptivo fue de u$s 3500 millones.