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Identificaron al cadáver encontrado en un placard en Córdoba

 Se terminó el misterio. La Justicia identificó el cadáver en avanzado estado de descomposición hallado dentro de un placard empotrado en un departamento de la ciudad de Córdoba, donde vivía el expolicía Horacio Grasso, condenado a 27 años de cárcel por asesinar a un niño en 2006. Se trataba de Milagros Bastos, una joven de 22 años que estaba desaparecida desde el año pasado.

La investigación por el asesinato de Bastos está cargo del fiscal José Bringas. El representante del Ministerio Público imputó a Graso y a su hermano Javier.

La desaparición de la joven había sido denunciada en noviembre pasado por su familia en la Fiscalía de Instrucción Distrito III Turno Tres.

Tras el hallazgo del cuerpo en el departamento donde vivía Grasso, la fiscal Silvana Fernández, a cargo de la investigación de la desaparición de Bastos, hizo una comparación del material genético extraído del cadáver con el perfil genético de la hija de la joven, una niña de seis años. Tras la coincidencia, se confirmó la identidad.

La joven vivía en situación de calle, era adicta y solía deambular por barrio Márquez de Sobremonte.

En esa misma zona había sido visto Grasso en algunas de las innumerables veces que quebró la prisión domiciliaria.

El departamento donde vivía el expolicía era de su hermano, Javier, quien había contratado a unos albañiles para hacer unos trabajos. Fueron ellos los que, el 6 de julio pasado, denunciaron que encontraron el cuerpo.

Grasso había violado el régimen de prisión domiciliaria en diferentes momentos. Había utilizado certificados médicos falsos.

Después del hallazgo del cuerpo en el departamento, fue detenido y está en la cárcel de Bouwer. Fue condenado en 2009 por el homicidio de Facundo Novillo, un niño de 6 años, quien recibió un disparo de Fusil Automático Liviano (FAL) en medio de un tiroteo entre bandas narcos.

Hallaron un cadáver en un placard en Córdoba: el departamento era de un expolicía condenado por el crimen de un niño

Exonerado años antes por haber participado de un robo, era señalado, además, como proveedor de armas para delincuentes, motivo por el que era conocido como “el armero”.

Dos años después de la condena, Grasso obtuvo el beneficio de la prisión domiciliaria por un problema cardíaco. A los pocos meses fue nuevamente trasladado a la cárcel de Bouwer porque sus vecinos lo denunciaron por golpear a su madre, con quien vivía. Quiso escaparse cuando llegó la policía.

En diciembre de 2022 -cuando cumplía prisión domiciliaria- Grasso fue denunciado por abuso sexual por una integrante de su familia, quien reiteró la acusación al año siguiente. La Justicia no le revocó el beneficio.

Los vecinos del departamento de la calle Buenos Aires relataron que vivieron un “infierno” con él, porque solía pasearse por el edificio, espiar por las mirillas e insultar.

Por su lado, Jorge Grasso, tiene antecedentes por conflictos vecinales y fue detenido en Paraguay en 2024, acusado de robar una mochila con miles de dólares. En ese momento presentó documentación en la que se identificaba como mujer, aunque conservaba su nombre masculino. Fue expulsado del país.