El nuevo Ranking Mujeres 2025 de Great Place to Work confirma que cada vez más compañías en la Argentina asumen la equidad como una práctica cotidiana y no como un logro excepcional. El estudio, que analizó a 270 organizaciones y encuestó a más de 32 mil colaboradoras, planteó tanto logros importantes como desafíos a mejorar.
Por un lado, el informe dejó en claro que los entornos laborales mejor valorados por las mujeres son aquellos donde existe coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, donde los planes de desarrollo son tangibles y donde el bienestar se entiende como parte integral de la experiencia profesional.
El podio de este año quedó en manos de DHL Argentina, Softtek y Philip Morris, seguidas por PedidosYa y EY. La lista de las diez mejores se completa con Banco Ciudad, Konecta, Banco Macro, SanCor Salud y Verisure Argentina.

La diversidad de sectores representados, que va desde la logística y la tecnología hasta la salud y los servicios financieros, demuestra que no se trata de una ventaja de un rubro en particular, sino de una decisión de gestión cultural.
Los resultados muestran que, en las mejores organizaciones, hombres y mujeres perciben experiencias casi idénticas en credibilidad, respeto, orgullo y camaradería. Esa paridad no genera privilegios para un grupo, sino que eleva la experiencia general y se convierte en un activo estratégico que impacta en la innovación, la retención de talento y la productividad colectiva.
También quedó en evidencia que el bienestar es hoy un diferencial decisivo: las empresas que ofrecen flexibilidad, contención y culturas emocionalmente saludables logran colaboradoras más motivadas y creativas. Además, los entornos saludables reducen la rotación, generan vínculos más sólidos y construyen culturas sostenibles.

A pesar de los avances, el informe advierte sobre los desafíos pendientes. Uno de los más visibles es la brecha generacional, ya que mientras las mujeres mayores de 45 años muestran un fuerte sentido de pertenencia y orgullo por sus organizaciones, las más jóvenes todavía no alcanzan esa misma conexión. Esto plantea el riesgo de mayor rotación temprana y obliga a las áreas de Recursos Humanos a diseñar estrategias de propósito que sean significativas desde el inicio de la carrera.
Otro punto crítico está en la transparencia de los procesos de desarrollo. Aunque las empresas del ranking muestran avances en igualdad de oportunidades, quienes se encuentran en los niveles más bajos de la pirámide perciben menor claridad sobre los ascensos y los criterios de crecimiento.
Allí surge la paradoja: cuanto más alto se asciende en la estructura, más visibles se vuelven las oportunidades, lo que genera frustración en quienes recién comienzan.
En paralelo, la comunicación clara y la percepción de justicia en las decisiones aparecen como áreas de mejora que requieren atención constante. La equidad no se mide solo en indicadores ni en planes de acción, sino que se valida en cada decisión cotidiana, en la forma en que se escuchan las voces disidentes y en la capacidad de evitar favoritismos.
El Ranking Mujeres 2025 deja una conclusión contundente: la vara cambió. Hoy no alcanza con sumar iniciativas aisladas, sino que el verdadero desafío para las organizaciones reside en sostener políticas de equidad como prácticas culturales duraderas, que no dependan de coyunturas ni de modas corporativas.
La equidad real será aquella que deje de sorprender y se viva, desde el primer día, como una condición natural del trabajo bien hecho.